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Susurros del campo

El despropósito de Monfragüe

Era de esperar y ya ha llegado. El Parque Nacional de Monfragüe ya tiene listo el nuevo plan para la práctica cinegética como método de control poblacional.

El despropósito de Monfragüe
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Era de esperar y ya ha llegado. El Parque Nacional de Monfragüe ya tiene listo el nuevo plan para la práctica cinegética como método de control poblacional. Un nuevo plan selectivo adaptado a los requerimientos de la Ley de Parques Nacionales, según las recomendaciones del Defensor del Pueblo.

Dicho plan de acción selectiva para controlar las poblaciones de ciervo y jabalí prescinde de las acciones cinegéticas, según ha informado El Periódico Extremadura.

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¿En qué consiste? Resumo: se capturan los ungulados (ciervo y jabalí), en cercones atraídos por comida y personal cualificado, los liquidarán. Fin. Despropósito.

Según los “entendidos”, es la mejor forma de mantener el equilibrio medioambiental y controlar las enfermedades como la tuberculosis.

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Todas las acciones se llevarán a cabo por parte del personal especializado del Organismo Autónomo de Parques Nacionales o profesionales contratados.

Si es el mismo fin, controlar de forma sostenible la población de animales, matar al animal ¿Por qué no hacerlo de una manera en que el ciervo o el jabalí viva en libertad y se ejerzan planes cinegéticos que impulsen las economías de los pueblos? La caza. Pero claro, está mal visto.

El plan está previsto solo para zonas públicas, pero no olvidemos que Monfragüe cuenta con más del 50% de fincas privadas. En las que puntualmente se permitirá la caza de manera excepcional, nunca con perros. Nada de monterías.

Ni que decir tiene que no han tenido en cuenta al colectivo cazador para llevar a cabo el nuevo sistema. Tampoco han pensado en las consecuencias económicas que ello supondrá. Todos los costes saldrán de las arcas públicas, es decir, de nuestros bolsillos. Del suyo y del mío. Incluso las compensaciones que se darán a los propietarios de fincas que no podrán cazarlas. Cuando somos los cazadores los que, para practicar la caza sostenible, nos gastamos cientos de euros de nuestros ahorros. Sin subvenciones. Todo el año, por salvaguardar nuestros campos y la fauna.

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A esos “entendidos” no creo que los veamos en pleno mes de agosto, echando agua y comida cuando el calor deja a los animales exhaustos. Ni en temporales de nieve, salvando a las reses que se han quedado atrapadas. Pero claro, desde un cómodo sillón en su confortable oficina, se ve todo de otra forma. Hipocresía se llama.

Sólo espero que, a la vuelta de unos pocos años, no nos tengamos que echar una vez más, las manos a la cabeza.

¡Buen fin de semana!