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MENTALIDAD IMPARABLE

Las leonas rugen: así se alimenta ‘el hambre para ganar’

¿Hay algo más ‘peligroso’ que un deportista con ‘hambre de ganar’? Sí, un grupo de leonas con ese mismo hambre.

Las Leonas
Walter Degirolmo

«Chicas, hoy vamos a salir ahí fuera con nuestra poderosa fuerza y nada ni nadie podrá con nosotras. ¿Tenéis hambre, leonas? ¡Pues a cazar!» - Aroa González, excapitana de la Selección Española de Rugby XV, segundos antes de salir a jugar para clasificarse para la Copa del Mundo 2017.

Algunas son más fuertes, otras más rápidas. Todas son implacables. Tenían hambre de ganar y este fin de semana se han cobrado su primera presa tras meses de ‘ayuno forzado’: Rusia. Como sucede en la sábana africana, nuestras leonas han cazado en equipo. La coordinación ha sido clave para su éxito, como también su instinto de caza innato. Un hambre de títulos, de victoria y, sobre todo, de juego. Porque las leonas, las nuestras, no cazan para sobrevivir, sino para reinar en ese maravilloso deporte que es el Rugby XV.

Una ‘corona’ que lucirán, si mantienen a todas sus presas a raya, hasta el Mundial de Nueva Zelanda, su gran meta. Clasificarse no será ‘pan comido’. El Europeo se presenta como un terreno algo empantanado pero el primer asalto les ha insuflado la confianza necesaria para mantener el ‘hambre de ganar’ intacto. Pese a los desajustes iniciales y algún apuro, el partido confirmó quienes son las reinas de la selva. Y en Guadalajara lo hicieron.

La selección femenina de Rugby finalizaba con nota su primer asalto en el Europeo 2020, un campeonato aplazado por coronavirus y que ha impuesto a la selección un parón de casi 400 días sin competir. Lejos de entumecer su espíritu, no ha hecho sino acrecentar ese instinto cazador de quien no se conforma con unas migajas. El hambre, al final, es la determinación que tiene un deportista para superar todos los obstáculos que se encuentra en su camino. Y este equipo tiene ganas de darse un buen festín.

Se lo dieron ante Rusia y hoy se encaran para enfrentarse contra Holanda. Si la superan, viviremos una nueva fase eliminatoria en un torneo que las enfrentaría a las temibles -pero no temidas- Irlanda, Escocia e Italia. Saben que no es fácil, pero también saben quiénes son y cuál es su naturaleza. Como resumía en una entrevista ‘Bimba’ Delgado antes del partido contra Rusia: “En rugby da igual quien lleve la camiseta, hay pertenencia, superación y unidad”.

Hay algo más potente que un deportista con ‘hambre de ganar’, un equipo con ‘hambre de ganar’. Un grupo de cazadoras que aparta egos y personalismos en busca de la victoria (y la gloria) común. Un hambre que en el terreno de juego -y en los entrenamientos- de traduce en fe y confianza. Como lo hacen las leonas para alimentar a su manada, ellas no se dan nunca por vencidas. El hambre te hace sentir pasión por tu deporte, orgullo por lo que consigues. Cuando el hambre ruge, las ganas de seguir mejorando el juego superan cualquier contratiempo o eventualidad.

Después de prácticamente un año sin jugar, las leonas no han querido dejar pasar la oportunidad de salir a demostrar que sabían lo que querían y tenían claro qué hacer para conseguir su presa. Sin embargo, no solo basta con sentirlo, hay que trabajar para gestionar ese ‘hambre de ganar’ y convertir esa explosión en un juego certero e inteligente.

Junto con el trabajo físico, técnico y táctico, es necesario que el grupo se conjure mentalmente. Hay que trabajar en una mentalidad imparable para concentrarse, superar y perseverar ante la adversidad, afrontar la presión y mostrar una gran determinación de grupo para conseguir sus objetivos y metas. Porque un deportista con alta determinación perseguirá ser el mejor deportista que puede llegar a ser y llevará con él a su manada.

¿Cómo alimentar esa determinación?

Con un entrenamiento de calidad orientado al cumplimiento de objetivos y al desarrollo de habilidades. En segundo lugar, activando la confianza. Un deportista con una elevada confianza se fijará metas desafiantes y tratará de conseguirlas con empeño (aunque uno con excesiva confianza no se exigirá como debiera y nunca llegará al máximo de su potencial).

Controlar la activación y la presión es otro aspecto clave. Una competición puede ser percibida como amenaza o reto. Es una amenaza cuando cree que la situación no está bajo su control. Es un reto cuando el deportista cree que posee los recursos necesarios para superar dicha situación y mantendrá su nivel de activación en los umbrales adecuados. La situación se percibirá como difícil pero superable.

De eso sabe y mucho Saioa Jaurena, uno de los buques insignia de la selección con quien llevo trabajando más de tres años a través del Programa de Preparación Mental para Deportistas de Élite. Antes de que se paralizara el mundo por la pandemia Saioa explicaba: “El objetivo que tenemos es jugar a lo que sabemos, pasárnoslo bien con nuestro juego, disfrutar de la experiencia y dar el 100% en cada partido. Nos da igual quién esté en frente, Inglaterra, Irlanda o Hong Kong. Vamos al Mundial a partirnos la cara contra todas, a ganarlo todo y a quedar lo mejor posible”. Un año después, sus palabras no pueden ser más vigentes y me recuerdan todo lo aprendido junto a este equipo.

¿Sabías que hace cuatro años viví con las leonas su clasificación histórica para la Copa del Mundo de 2017? Pude descubrir de primera mano el ‘women power’ que despliega esta selección en su juego y que se contagia dentro y fuera del campo. De la mano de su entrenador, José Antonio Barrios “Yunque”, trabajé con algunas de sus jugadoras para que consiguiesen disfrutar más de su juego siguiendo el programa de preparación para deportistas. Me siento feliz de haber aportado mi granito de arena y agradecida por haberme contagiado ese ‘hambre’ insaciable de quien sabe que no hay imposibles para un equipo que caza unido.