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MENTALIDAD IMPARABLE

Dime cómo compites y te diré cómo fluyes: Marc Márquez

¿Qué rasgos de su personalidad hacen que un deportista conecte con su estado de ‘flow’?

Movistar Yamaha MotoGP Italian rider Valentino Rossi (L) and Repsol Honda Team's Spanish rider Marc Marquez give a press conference on November 15, 2018 at the Ricardo Tormo racetrack in Cheste, ahead of the MotoGP Valencia Grand Prix. (Photo by JOSE JORDAN / AFP)
JOSE JORDANAFP

Ser deportista de elite imprime una determinada personalidad forjada, por defecto, por el desarrollo de ciertas habilidades (técnicas, tácticas y mentales) que marcan su camino al éxito deportivo. Sin embargo, existen muchas maneras de transitar por ese camino. Maneras de vivir y maneras de competir que distinguen a unos de otros. Racionales, calculadores, impulsivos, creativos, acomodados, persistentes, solitarios, autocríticos, desacomplejados, ‘estrellas en solitario’ o ‘líderes de manada’, entre muchos otros rasgos predominantes. Hay muchas personalidades, pero solo una capaz de ‘fluir’.

Marc Márquez ha resultado tener una personalidad propia, compleja en matices pero maravillosamente simple en su desarrollo. Simple (que no fácil) porque mientras compite, lo hace en estado de ‘flow’. Nada puede detener a Marc Márquez porque la suya es la personalidad del deportista que fluye. Un deportista que solo con pisar el asfalto conecta con su pasión entregándose por completo a aquello que hace, desde el principio hasta el final. Marc vive en cada carrera lo que muchos deportistas solo logran en un momento determinado (si lo logran): el estado de ‘flow’.

Cuando un deportista está en la zona de ‘flow’ compite entregado a aquello que más ama sin importar nada más. Aquello que le da la vida. Estar en estado de flow -o ‘entrar en la zona’- es entrar en ese estado. Y Marc lo ha demostrado (para disfrute del espectador y aficionado). Cada vez que se nos ha saltado el corazón del pecho, Marc estaba en su zona de ‘flow’. Adelantos, caídas y salvadas históricas que hubieran dejado fuera a cualquier deportista ‘convencional’ pero no a Marc. Márquez no entiende por qué hay que detenerse ante el obstáculo o la adversidad, porque para él forma parte de ese todo que le hace vibrar.

Donde muchos ven problemas o límites, Marc ve más atractivo y apasionante el camino, como ha demostrado en no pocas ocasiones. La lista es larga, aunque la de 2017 en Cheste seguramente será la más memorable (por su capacidad infartarnos a todos los que vivimos ese momento). Su cuarto título de MotoGP pendió durante unos segundos.

“Estoy orgulloso de esa carrera. No del error. Pero sí de lo que vino después. Tú no sabes lo bien que me lo pasé. No lo hago así para que la gente flipe. Lo hago porque me gusta y cuando te lo pasas bien la carrera pasa volando”, explicaba el piloto en una entrevista en DAZN preguntado por esa carrera.

Han pasado más de 10 años desde que Marc Márquez nos deleita con su estilo, técnica y personalidad arrolladora en el asfalto y alegre y positiva ante el espectador y los medios. 10 años en los que ha madurado y crecido como piloto, sí, pero en los que no ha perdido esa capacidad de fluir que alimenta su pasión. La ambición de Marc no se cuenta en títulos, sino en algo mucho más intangible: ser el mejor. Siempre. No hay presión posible porque para él no existe nada más placentero que subirse a una moto. No es casualidad que un ganador como Marc sonría siempre, incluso cuando las cosas no le salen como le hubiera gustado. Porque Marc es feliz cuando corre.

De hecho, muchos estudiosos de ese estado de ‘flow’ se han preguntado si la alegría puede ser una ventaja para entrar en esa zona de entrega y genialidad. No solo la alegría, sino cualquier variable o rasgo que determine la frecuencia e intensidad de las experiencias que permiten ‘fluir’.

¿Qué rasgos de personalidad hacen que un deportista alcance el estado de flow?

1.- En primer lugar, este tipo de deportistas está orientado a metas, pero no se centran en ellas. El valor, aquello que marca la diferencia, está en el proceso de aprendizaje que les lleva a ser mejores, no por unos resultados en concreto, sino por la maestría desarrollada durante el camino. El proceso forma parte del aprendizaje y, como parte del crecimiento, se disfruta.

2.- El deportista que fluye es optimista y confía en sus posibilidades. Confía, precisamente, porque tiene un gran control sobre su potencial y las destrezas que va adquiriendo y mejorando con cada nuevo desafío.

3.- El deportista que fluye mantiene el estrés y la ansiedad a raya. La frustración no aparece con facilidad, precisamente porque en el desafío encuentran la motivación para seguir mejorando. Perder no es un fracaso sino un impulso para seguir trabajando.

4.- El deportista que fluye se adapta. No permanece siempre en la misma posición. Su personalidad no permanece inalterable. Al contrario. La experiencia va modificando su visión, enfoque técnico y patrón de pensamiento a medida que sus puntos débiles y fuertes van modificando junto a él.

5.- Para fluir hay que disfrutar del proceso y no solo de la victoria. Cuando un deportista disfruta compitiendo es capaz de persistir ante la adversidad y enfrentar el desafío y la derrota. También de superar cualquier estado de estancamiento o bloqueo en sus resultados.

Ahora que ya sabemos cómo es el deportista capaz de fluir en la competición, te invito a profundizar un poco más en el estado de ‘flow’ en el deporte: aquí podrás saber más sobre qué tiene la zona en la que Marc Márquez se siente como pez en el agua y dos consejos infalibles para lograr ‘entrar’.