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España-Portugal para inaugurar el fútbol por la tele

Un amistoso entre las dos selecciones estrenó las retransmisiones en 1958.

Aficionados delante de un televisor para intentar ver el España-Portugal.

De repente, en el colegio se empezó a hablar de la televisión.

—Es una radio que se ve.

—¿Y eso cómo es?

—Porque tiene un cristal en el que se ve a los que hablan.

Eran los años en que en la radio que no se veía sonaba insistentemente una canción cuyo soniquete aún me viene a la cabeza: "¡La televisión, pronto llegará…!".

Llegaba tarde a España, como todo, y pronto empezó a estar claro que su mayor uso lo iba a obtener televisando fútbol.

Se suele leer que el primer partido televisado fue el Real Madrid-Racing de Santander del 24 de octubre de 1954, pero aquello sólo fue parte de las pruebas que se hicieron antes de iniciarse las emisiones de TVE, que no llegarían hasta octubre de 1956. Un ensayo de envío de la señal desde el Bernabéu a los primitivos estudios del Paseo de la Habana, muy próximos, con equipo y técnicos prestados por la BBC. Más visos de estreno tuvo la final de Copa de Europa de 1957, Madrid-Fiorentina, pero fue un fracaso. El partido estaba pensado para las 20.30, con iluminación artificial, que el Bernabéu había inaugurado una semana antes ante el Recife, lo que descartaba la televisión. Pero la Fiorentina exigió jugar de día, se improvisó un intento de televisarlo sin los técnicos ingleses y sólo se vieron retazos.

Así que el estreno homologable fue el España-Portugal del 13 abril de 1958, amistoso, palabra que entonces no tenían la significación peyorativa que luego adquirió. El partido se presentaba con dos manchas que lavar: nos habíamos quedado sin clasificarnos para Suecia 58 por culpa de un desdichadísimo 2-2 ante Suiza y llevábamos 10 años sin ganar a los vecinos, lo nunca visto.

Al frente de Portugal venía un viejo conocido, el uruguayo Enrique Fernández, que había entrenado al Barça y al Madrid, de donde Bernabéu le echó siendo líder en la Liga. Se le suponían ganas de revancha. La base de su equipo era el Sporting, de cuyo portero, Carlos Gomes, había noticias aquí. Estrella precoz, gustaba de los coches deportivos y de las compañías femeninas ostentóreas, que diría Jesús Gil. Exigía permanentes aumentos de contrato y era descarado con todo, incluso con los guardias, lo que le costó alguna noche de calabozo.

Por España, los barcelonistas Kubala, Luis Suárez y Gensana, y el atlético Peiró fueron bajas por lesión, así que el Madrid aportó seis titulares. Eso creó incomodidad entre la hinchada madridista, porque era inminente la visita al Vasas de Budapest en Copa de Europa (aunque con un 4-0 en el macuto, por decirlo todo), y se recelaba de las lesiones de los ausentes. Las aficiones anteponían, mucho más que ahora, el fervor por sus clubes al interés por la selección.

TVE estrenó equipo: una móvil PYE con tres cámaras Orticón. Dos estaban juntas, en lo que llamamos posición máster, una para el plano largo y otra el medio, y la tercera a ras de césped, para planos cortos. Matías Prats y Martín Navas eran las dos estrellas de Radio Nacional. En aquellos años alternaban y no tengo constancia de cuál de los dos narró este para la tele. La cobertura se limitó a un radio de unos 60 kilómetros a la redonda desde el Paseo de la Habana, próximo al Bernabéu. Apenas había instalados 6.000 aparatos, aunque algunos en bares y cafeterías, que se llenaron esa tarde. Los establecimientos que vendían receptores ofrecieron el partido en sus escaparates, lo que agolpó numeroso público masculino frente a ellos, en una estampa que se haría clásica en emisiones futuras.

El partido fue malo de solemnidad. Portugal se cerró y se hartó de dar patadas. España respondió. Carmelo, que debutó en la meta española, apenas intervino. Carlos Gomes, vestido íntegramente de negro, paró mucho y desafió al público con sus exasperantes pérdidas de tiempo.

El partido aguantó sin goles hasta el 85′, cuando Di Stéfano marcó con un golpe franco. Colocar la barrera le costó al árbitro varios minutos, porque se adelantaba. Al final, Di Stéfano coló un chupinazo por el palo de Carlos Gomes, que se hartó a protestar porque según él, tiró… ¡cuando aún estaba colocando la barrera! (luego jugaría en el Granada y el Oviedo, con discreto éxito).

Dos semanas después se televisó un Atleti-Madrid. En octubre de ese año se inauguró el repetidor de La Muela, en Zaragoza, transmitiendo un España B-Italia B, que ya se vio en buena parte de España. El 23 de septiembre de 1959 se televisó un partido del siglo desde el Bernabéu, entre el Madrid y el Barça que agotó los televisores en Barcelona. En 1960 estrenamos conexión con Eurovisión con la final de la V Copa de Europa, Eintracht Frankfurt-Real Madrid. Y así siguiendo…

Aquel España-Portugal echó a rodar una bola de nieve imparable.