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PLANETA EBIKE

El problema de la velocidad llega a las ebikes

La policía del municipio madrileño de Boadilla del Monte controla y sanciona a los ciclistas que excedan los 20 km/h.

El problema de la velocidad llega a las ebikes

Podría parecer una broma de mal gusto, una suerte de inocentada fuera de fecha. Pero no lo es. En As Acción se informa sobre la intención de la policía municipal de Boadilla del Monte (Madrid) de multar a los ciclistas que circulen por los caminos de su término a más de 20 km/h. En las redes sociales del cuerpo policial, los agentes municipales advertían al respecto, además de recordar la prioridad de los peatones en estas circunstancias.

Más allá de la trascendencia de un caso puntual, lo preocupante del asunto es que puede afianzarse como una tendencia. No es la primera vez en este espacio que me refiero a la cuestión, a la importancia de que los ciclistas cumplan las normas para facilitar su integración y convivencia con el resto de quienes ocupan carreteras o caminos. Unas veces serán las de tráfico y otras las del sentido común, la educación y el respeto.

Por supuesto que no comparto la decisión poco argumentada, aleatoria y sin consenso del ayuntamiento de esta localidad madrileña, entre otros motivos porque la velocidad máxima permitida "en el monte", como ellos mismo definen, dependerá imagino de diversos factores. Aclarado lo que me parece una arbitrariedad, sí que pienso que la iniciativa debe ser llevarnos a una reflexión al respecto antes de que el asunto llegue a mayores, de que normativas similares se extiendan por todo el país.

En mi opinión se concitan dos circunstancias en estos momentos. Por un lado, a causa de la pandemia y el consiguiente confinamiento, cuando se inició la desescalada todos comprobamos que los caminos y pistas, generalmente mucho más tranquilos, aparecían rebosaban de personas ansiosas por salir de sus casa: caminantes, propietarios de perros, ciclistas, corredores, grupos de adolescentes, familias completas…

Una saturación en la que la convivencia se hacía más compleja y en la que se podía encontrar perfiles de todo tipo, también entre los ciclistas ya sea con bicicletas musculares o ebikes. Refiriéndome a estos últimos, que son los que nos ocupan en este blog, debo insistir en que aprecio el fenómeno de un incremento significativo de la velocidad en los caminos. Por supuesto que siempre ha habido quien circulaba a un ritmo superior al aconsejable por las circunstancias, pero hacerlo a pulmón estaba más restringido a ciclistas realmente en forma, que no digo que sean mucho o pocos… pero son los que son.

La transformación producida por la expansión de las bicicletas con asistencia eléctrica al pedaleo es que ese rendimiento se convierte en accesible para casi cualquiera. Es sencillo rodar a 25 km/h (cuando no a más entre quienes deciden obviar la limitación legal de las ebikes) en prácticamente cualquier terreno, bajando desde luego pero también subiendo o llaneando. Cierto es que en este último caso el asunto se complica cuando la asistencia desaparece, pero en general creo que los ciclistas a pilas tenemos muy claro que ahora rodamos bastante más deprisa que con anterioridad, sólo hay que comprobarlo en cualquier ciclocomputador, aplicación de móvil o GPS.

Por supuesto que en esa mejora en el rendimiento radica uno de los alicientes de las ebikes, no pretendo insinuar que se deba ir en todo momento paseando al estilo 'Verano Azul'. Como en el tráfico, el riesgo no llega por la velocidad en sí misma sino por la velocidad inadecuada. Es decir, cuando se corre más de la cuenta, cuando no corresponde. Y se trata del mismo planteamiento que, bajo mi punto de vista, deberíamos hacernos con nuestras ebikes. Podemos disfrutar de todo su potencial, del placer de exprimir a tope cada vatio, subir pendientes imposibles como nunca antes lo habíamos hecho… pero con sentido común y sobre todo respeto hacia los demás. Si nos cruzamos con una familia, con un animal o con unos caminantes no creo que cueste demasiado aflojar un poco el ritmo, evitar situaciones de peligro y continuar en pocos metros con nuestra actividad habiendo perdido apenas unos segundos.

Por supuesto que se trata de una actitud aplicable a cualquier ciclista de montaña, cierto es que tampoco son pocos los que salen a entrenarse con sus bicis convencionales sin haberse enterado de que los Juegos Olímpicos se han aplazado. Lo básico es que seamos conscientes de que si generamos tensión, quejas e incluso accidentes, los radares en los caminos y las sanciones dejarán de ser una anécdota para convertirse en una triste realidad cotidiana. Los que habéis llegado al mountainbike desde la moto de campo, aunque sea por otras razones, sabéis bien de lo que os hablo…