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El sueño intimidó a la pesadilla

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Toda la acción transcurre últimamente en eso que televisivamente denominan el ‘late late night’. Al filo de la medianoche, que se decía antaño. El jueves, a esa hora gamberra encendió Piqué la mecha del derbi. Este sábado, hasta ese horario intempestivo pero en China se tuvieron que quedar despiertos para ver en acción a Wu Lei (eran las 00:36 de allí cuando entró). Y, justo antes del pitido inicial, incluso la grada culé —que para no interesarle el Espanyol presentó su segunda mejor entrada del curso tras el Clásico— apeló a la madrugada con su pancarta de bienvenida al Espanyol “Som el vostre malson” (somos vuestra pesadilla) acompañada de la imagen de un espantapájaros. O algo que se le parecía.

Sin embargo, comoquiera que en Barcelona no se jugaba en horario nocturno sino en el tramo de la siesta, el sueño del Espanyol estuvo a punto de imponerse a la pesadilla, con un planteamiento tan humilde como efectivo hasta que un fallo de entendimiento en una acción ensayada lo echó todo al traste. No en vano, como si fuera una premonición, hasta la hora de partido el único disparo a puerta del Barça lo había firmado Víctor Sánchez. Tras muchas peticiones, Rubi cambió su sistema en el escenario más peliagudo, y aun así rozó la perfección de no ser por un fallo propio. Hasta que se fundió la resistencia.