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Solo una falta para un plan sorpresa

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La Resistencia. En honor a la polémica de la semana, el Espanyol fue La Resistencia en el Camp Nou, pero el invitado no fue Piqué sino Messi, que no falla a la cita con el gol ni con las faltas: le ha metido tres a Diego López en esta Liga. La última fue la que descorchó un partido en el que Rubi cambió el planteamiento por primera vez, utilizando tres centrales y dos carrileros, atrincherándose en campo propio e hipotecando el ataque solamente a Borja Iglesias, que estuvo más solo que la una, marcado por Piqué. Dijo el central que el Espanyol no acostumbraba a pisar el área, aunque ayer fue el conjunto azulgrana quien no lanzó entre los tres palos hasta el minuto 60.

El plan A. El fútbol es tan complejo que jugar ante el Barcelona requiere de un equilibrio difícil de lograr. Si en la primera vuelta el Espanyol intentó ser valiente, en la segunda priorizó encerrarse y dejar sin espacios al Barcelona. Y lo logró gracias a la suficiencia de Hermoso, Lluís y sobre todo Naldo, un gigante dentro del área. Los blanquiazules intentaron que la magia apareciese de las botas de Melendo y que Borja Iglesias encontrase el gol, pero apenas inquietaron a Ter Stegen. Para partidos de guerrillas, Víctor Sánchez es un seguro de vida, aunque ayer fue protagonista en la acción del gol. Primero frenó a Messi con una falta al límite del penalti y luego, tras el golpeo, no logró despejar y se introdujo el balón en la portería. Remontar le supuso un mundo a un Espanyol equipado para el 0-0.

Y en la otra punta. La sorpresa llegó con las alineaciones. El sistema de Rubi dejó en el banquillo a Wu Lei, con más de 20 medios chinos acreditados en la grada, con la cadena PPTV retransmitiendo en directo en la noche china, y con millones de compatriotas salivando por ver el duelo entre Messi y Wu Lei, una exageración en el mundo europeo (teniendo en cuenta el abismo entre ambos), aunque un sueño para los chinos, que también pudieron ver a Alfa Semedo.

Los deberes. El aficionado perico tenía la esperanza de sumar algún punto, o al menos de no caer humillado después de las decepciones de la primera vuelta y ante el Real Madrid. No se logró lo primero, sí lo segundo, aunque no deja el Espanyol de perder otra oportunidad. Quedan nueve partidos y hay que hacer los deberes aún.