Ni Conte ni Pochettino; Manolo Díaz
Pese a que Solari ya ha sido ratificado como entrenador titular del Real Madrid y Florentino le ha regalado un contrato de tres años por su eficacia como escudo, aficionados, directivos y periodistas seguimos echando un ojo al mercado en busca de quién le sucederá. Como si no nos lo hubiéramos creído. Unos, lo hacen porque siguen oliendo a interinidad. Otros, por si el argentino no logra hacer a corto plazo lo que en su día consiguieron Muñoz, Del Bosque o Zidane: ganar la Champions como parches de la casa. Y alguno más por simple previsión: este banquillo se mueve demasiado. Ya van 13 entrenadores en 15 años con este presidente.
En general, el foco se ha puesto en Roberto Martínez (Bélgica), no se cansa de alumbrar a Pochettino (Tottenham) y tampoco se ha atrevido a quitar de plano a Antonio Conte (sin equipo). Sin embargo, lo suyo es observar con más opciones de éxito hacia otro lado, por una simple cuestión de probabilidad. En concreto a la zona noreste de Madrid, allá en el barrio de Valdebebas, donde ejerce en su segunda etapa José Manuel Díaz Fernández. El nuevo técnico y heredero del Castilla es, dada la experiencia del club, el entrenador que más opciones tiene de coger el relevo de la nave profesional antes o después. Y ríanse si quieren. No se corten. Pero Molowny, Amancio, Camacho, García Remón, Benítez y Lopetegui fueron otros más de los que ya recorrieron sus pasos, mientras que Xabi Alonso, Guti, Raúl y Álvaro Benito podrían hacerlo también muy pronto. No se alarmen: si López Caro dio el salto entre galácticos y, tras la sorpresa inicial, pasó a ser bautizado como el ‘Sargento de Hierro’, todo es posible.
A nivel formativo, la trayectoria de Manolo Díaz es más que digna, aunque quizás no sobresaliente. Sobre todo en el Madrid, donde llegó en 2005 para dirigir al Juvenil B y no fue capaz de cumplir los objetivos marcados con un Real Madrid C (Florentino quiso aunar fuerzas y talento y ahorrar, por lo que lo lo hizo desaparecer). Ahí alcanzó uno de sus mayores logros, ascender al tercer intento, pero su diploma tiene abajo un asterisco: lo hizo tras comprar una plaza que quedó libre por impagos. Aun así, sabe de qué va esto. Y no sólo le avala ser el hombre de confianza de Ramón Martínez, cancerbero de la cantera desde el siglo pasado. Fue delantero en el Alcalá, Getafe y Aranjuez en 2ªB (15 goles en 106 partidos) y se curtió inicialmente como entrenador en banquillos modestos como el del Navalcarnero. Otra cosa es su andadura en los banquillos de élite.
Ya sustituyó hace años a Toril en el Castilla, en mitad de los continuos piques con Mourinho. Y, la verdad, lo hizo sin demasiado éxito. Descendió, fue destituido y se vio obligado a iniciar su primer examen alejado del calor de casa en Ponferrada, donde tampoco le salió la jugada como soñó: no dejó huella tras temporada y media. Ahora, a sus 50 años, tiene de nuevo la oportunidad de su vida. Primero en el Castilla, con el que está instalado en puestos de playoff. Y después, quién sabe. Las decisiones de Florentino son inescrutables: lo mismo pesca en mercadillos (Luxemburgo), que acude a por munición a un almacén de pirotecnia (Mou), que pone boca abajo a un país entero justo antes de una fiesta (Lopetegui). Yo aviso: el domingo, tras la resaca del Wanda y del Monumental, convendría echar un ojo al Castilla-Guijuelo.
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