Baño de infortunio

Gafados. Más de 30 tiros a gol (15 de ellos entre los tres palos), tres lanzamientos a la madera, casi una docena de paradones de Oier, dos goles anulados por fuera de juego, dos decisiones del VAR en las que el pulgar cayó hacia abajo, un campeón del Mundo y de Europa (Varane) que comete un error propio de un juvenil de primer año, Courtois que llega a detener el balón del penalti pero el esférico se cuela igualmente… Todo eso le pasó al Madrid de Lopetegui, que definitivamente se ha matrimoniado con el infortunio, la gafancia y la mala suerte. No se puede intentar más obteniendo un botín más pobre. Seamos honestos, ahora mismo, no sólo echamos en falta los 50 goles anuales de Cristiano sino la famosa ‘flor de Zidane’…

Los hechos. Lo que no se puede negar es la cruda realidad. Hay que profundizar mucho en el buzón de correos de la memoria para encontrar cuatro derrotas del Madrid en los últimos cinco partidos jugados, con un solo gol como bagaje en ataque (materializado, encima, por un defensa). Hacía mucho tiempo que no veíamos al equipo tan aturdido, tan partido, tan descorazonado, tan falto de autoestima, tan negado y tan falto de temple en el momento de entrar a matar con la espada. El primer tiempo resumió todas esas debilidades, tan emocionales como futbolísticas. Y quizás esa es la cuota de responsabilidad que debería analizar Julen, al que injustamente se le va a poner ahora en la diana como eje de todos los males. ¿Tiene la culpa Julen de que Varane esté empanado o de que por dos centímetros tres balones no hayan acabado en gol al terminar estrellados en la madera?

Macho Levante. Este equipo me encanta. Morales es un delantero maradoniano que dejó en evidencia a Varane y Ramos con una velocidad propia de un veinteañero y no de un tipo curtido que ya ha cumplido los 31 años. Es una centella y sortea rivales como lo hacía con las puertas en sus eslalon el añorado Paquito Fernández Ochoa. Y Bardhi, el macedonio con magia, cada vez que cogía la pelota volvía loca a la zona de protección del campeón de Europa. Y Roger es un delantero moderno y muy vivo. Y Rochina tiene una zurda magnífica. Y Campaña sigue en campaña con su buen desempeño. Y Oier para que se las pela. Todo eso, unido a una presión alta que amortiguó al Madrid hasta el descanso, logró que el partido se pusiese muy cuesta arriba.

Reacción heroica. Pero este Madrid siempre muere de pie. El segundo tiempo, pese a la derrota, fue para enmarcar. Empezando por Marcelo, que acabó cojo y con la capa de héroe. Su golazo y sus internadas hasta dejarse el aliento pusieron el Bernabéu patas arriba. Benzema entró como hay que entrar y junto a Mariano activaron un ataque mutado en asedio permanente. Pero no había manera. Entre lo pusilánime que es Bale (sólo una falta muy bien tirada) y que el mal fario se ha adueñado de este equipo, cabe entender el triste desenlace final. Una derrota más, una bala menos… Pero yo vi en 2007 ganar al Levante de Abel en el Bernabéu al Madrid de Capello (0-1) y, después de dar a ese equipo por descartado, ganó la famosa Liga del Clavo Ardiendo con una remontada para la hemeroteca. Pero no sé si el ánimo en el vestuario está en esa onda asociada con la épica. En días así uno piensa en Cristiano, en Zidane, en Pepe… Nos hemos devaluado. ¡Para qué engañarnos!