¿Demasiado Pepa Pig?
Hace pocos días pude comprobar al pasear por una gran ciudad, la nueva moda de poner comederos artificiales para animales, gatos, palomas, etc.
Hace pocos días pude comprobar al pasear por una gran ciudad, la nueva moda de poner comederos artificiales para animales, gatos, palomas, etc.
No lejos de esta acción, cada día es más común ver cómo algunas personas alimentan animales salvajes en las afueras de la urbe, como es el caso del jabalí, olvidando lo peligroso que puede llegar a ser estos animales.
Es una moda arriesgada, pues hacen que el animal se acomode a tener comida sin necesidad de buscarla.
Pero lo realmente preocupante es que estos animales nunca dejan de tener la condición de salvajes, pudiendo tener comportamientos agresivos ante la presencia humana, lo que puede provocar, en el caso de los jabalíes, accidentes de carretera en sus bajadas a la ciudad ante una comida fácil de conseguir.
O en el caso de las palomas, se produzca una superpoblación de las mismas y sea perjudicial para otras especies más pequeñas como el gorrión.
Lo que más me impacto es ver como un padre, colocaba la comida en las manos de su hijo (de no más de diez años), y le invitaba ha acercarse a un jabalí cerca de un contenedor ¡Por el amor de Dios! Sin contar los improperios que soltó por la boca cuando el niño demostró tener miedo.
A la larga, estas tendencias provocan que las colonias de animales salvajes o asilvestrados cada vez sean más grandes, rompiendo así el equilibrio de las mismas y, como resultado, se desarrolle un foco de enfermedades que pueda llegar a afectar a los seres humanos. Luego todo el mundo se eche las manos a la cabeza ¡Tarde!
Los animales salvajes tienen la cualidad de saber buscar su propia comida sin necesidad de que se la aporte nadie.
Estas especies no son sus canarios o mascotas que se puedan tener en casa (ya veo a más de uno con un rallón con su correa y trajecito para la lluvia).
El desconocimiento, lo único que aporta es un perjuicio a estos animales, tanto a los que viven en las ciudades como a los que están en el campo.
No se puede acabar con los instintos de estos, ni por supuesto se debe. Sin saberlo o intentando hacer el bien (ojo, que eso no lo discuto), hacen un flaquísimo favor al entorno, ya que están perjudicando a la fauna y rompiendo el equilibrio natural del medio ambiente.
Hay muchísimas formas de ayudar, pero hay que dejar que sean lo que son: animales. De una forma irracional están siendo herramientas del perjuicio de otras especies y de poner en peligro a las personas ¿Demasiado Pepa Pig?
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