7 dudas más que razonables sobres las e-bikes
Preguntas y respuestas básicas, pero posiblemente prácticas, sobre el mountain bike eléctrico. Te contamos todo lo que necesitas saber sobre las e-bikes.
Seguimos adelante en nuestra inmersión en el mundo del e-mtb. La verdad es que estoy feliz con la respuesta de la que está disfrutando este modesto espacio, que nació sin mayor ambición que orientar a los que nos iniciamos (me incluyo) en esta nueva modalidad del ciclismo pero que está teniendo unos excelentes e incluso sorprendentes datos de audiencia. Ya sabéis, eso que tanto nos preocupa ahora a los periodistas que trabajamos en el entorno digital y que sirve como parámetro de aceptación entre los lectores de un determinado contenido.
Me anima saber que estáis ahí y más aún cuando recibo algún tipo de interacción por vuestra parte, incluyendo algunas preguntas sencillas que me llevan a pensar que quizá estoy dejando asuntos en el tintero. Muchas de ellas puede parecer obviedades, lo adelanto, sin embargo me llegan a través de comentarios o en las redes sociales, por lo que puede que no sean tan evidentes para todo el mundo como yo puedo pensar. Son bastantes las particularidades de una pedelec y las dudas que puede generar su uso, así que creo que puede ser interesante resolver desde aquí algunas de ellas. Vamos allá…
¿Se pueden utilizar sin el motor?
Por supuesto, una e-bike es plenamente funcional con el motor apagado, ya sea porque la batería se ha agotado y no lo alimenta o porque el usuario decide desconectarlo. El único condicionante en este caso es que deberemos mover una bicicleta que, por lo general, supera los 20 kilos y se suele apoyarse en neumáticos anchos, con mucha superficie de contacto y unos desarrollos diseñados para su uso con asistencia eléctrica, así que dependerá de la forma física de cada cual hasta dónde pueda llevar el desafío.
¿Existen riesgos por la electricidad?
No más que al usar una tostadora. Lo importante es realizar el proceso de conexión a la red en un orden lógico, es decir, primero acoplar el cargador a la bici y a continuación el enchufe a la red, realizando la operación a la inversa al desconectarlo. Tampoco se debe manipular el motor u otros componentes con la batería conectada, de hecho lo mejor es dejar estas operaciones en manos de especialistas, tanto por seguridad como por conocimientos, garantía y fiabilidad.
¿Se debe evitar mojar la bici?
Cuestión controvertida donde las haya. Teóricamente, las e-bikes están diseñadas y fabricadas para soportar las condiciones de humedad típicas en la utilización de una bicicleta de montaña y los fabricantes así lo aseguran. Sin embargo, algunos usuarios afirman haber tenido problemas mecánicos después de sumergir la bici cuando, por ejemplo, vadeaban un río de cierta profundidad, mientras que otros confiesan no tener pudor alguno de enfrentar su máquina al líquido elemento sin ningún tipo de consecuencia. Personalmente diría que el sentido común es el mejor consejero en este caso (como en casi todos), por lo que evito excesos gratuitos con el agua y tampoco me corto en demasía al mojar la bici durante una ruta. Muy aconsejable, eso sí, evitar que el agua llegue al motor, al conector o la batería, lo mismo que emplear un chorro a presión para su limpieza (algo que aplico a cualquiera de mis bicis o motos, los compresores son magníficos siempre que después tengamos el tiempo, las ganas y el conocimiento para desmontar, secar, lubricar y volver a montar todas aquellas partes que lo precisen).
¿Sufre más la cadena de transmisión?
Indudablemente sí. Cuando el motor ayuda al ciclista a empujar con energía lo hace con mucha, así que la transmisión sufre especialmente, más que en una bici convencional. Mi experiencia personal, con un uso medio, es tener que sustituir la cadena después de unos 1.500 kilómetros. Respecto a plato y piñones por el momento no tengo referencias porque se encuentran en buen estado después de unos 2.000 kilómetros. Como consejo para alargar los efectos de esa mayor potencia, los habituales para cualquier transmisión: realizar los cambios con suavidad y siempre con la menor carga de par posible en el instante justo de la transición entre piñones.
¿Es aconsejable deslimitar la bicicleta?
Existe software que permite anular las limitaciones de programación con las que se venden las pedelec, básicamente para que no superen la velocidad máxima de 25 km/h legalmente permitida. Algunos ciclistas valoran unas mayores prestaciones y recurren a estas soluciones para deslimitar sus e-bike, elección tan personal como respetable pero que yo no comparto. En primer lugar porque no preciso de ese plus de rendimiento y en segundo, porque los fabricantes anulan automáticamente las garantías de sus productos que han sido alterados mediante estas prácticas (y casi siempre te pillarán).
¿Mola llevar una segunda batería?
La utilización una segunda batería para ampliar la autonomía de una e-bike es costumbre entre algunos usuarios (diría que son minoría, aunque en una mera estimación sin mayor fundamento). Es evidente que el disfrute se alarga pero tengo dudas sobre si los condicionantes compensan a las ventajas: es un componente caro (podemos hablar de unos 700 euros de promedio), pesado para transportar (entre 3 y 4 kilos) y su transporte en una mochila incrementa el riesgo de lesión en caso de caída. Aunque como siempre, insisto, muy respetable quien opte por esta posibilidad.
¿Admite la batería la carga desde el coche?
Una alternativa para quien quiera prolongar su tiempo de diversión con una pedelec es recargar la batería planificando la ruta para hacerlo desde la toma de corriente del coche en un punto concreto de la misma. Es una posibilidad real e incluso hay marcas que ofrecen un dispositivo específico para ello, pero si no es el caso de la tuya cualquier conversor de garantías de 220 a 12 V cumplirá con esta tarea. Así que podemos aprovechar el parón para tomar un bocata y descansar un rato para insuflar vatios extras a nuestra e-bike… ¡Qué siga la marcha!