Rodillo y core, dos aliados para entrenar en tiempos de lluvia
El invierno no se quiere marchar, las semanas pasan y tal vez sea hora de aprovechar los ratos de entrenamiento en casa para seguir avanzando
Todos nos estamos haciendo la misma pregunta. ¿Cuándo se va a terminar este eterno invierno? Estamos a 10 de abril y aquí llueve y sigue haciendo frío. Después de varios años en los que las primaveras eran cada vez más parecidas a los veranos, secas y más cálidas de lo normal, lo cierto es que este comienzo primaveral está haciendo honor a los refranes que se le aplican. En abril, aguas mil.
En mi caso personal, he tenido que pasar una semana en Cantabria por trabajo y el lunes volví hacia Andalucía, donde vivo. A la altura de Herrera de Pisuerga me cayó una nevada tremenda durante tres cuartos de hora en la autovía. Imaginaos: un malagueño bajo la nieve en Palencia. Estaba más tenso que el cuello de un cantaor. El caso es que para esos días en que no podemos salir a dar guerra por la carretera tenemos la opción de entrenar en casa, especialmente de dos maneras.
Bueno, estamos hablando de una vivienda promedio. Normalita. De 75 metros cuadrados y dos habitaciones. La primera opción, evidentemente, es hacer rodillo. Los rodillos convencionales no son especialmente caros y sirven para, al menos, mantener la condición física si nos pillan muchos días de temporal. Incluso para mejorarla si lo usamos bien.
Si tenemos potenciómetro podremos aprovechar muy bien las sesiones, más que con el pulsómetro. Hay que tener en cuenta que con el rodillo no intervienen los elementos naturales, por ejemplo el viento, así que para alcanzar las pulsaciones a las que se llega en carretera hay que meter demasiada carga. Con el potenciómetro ajustamos bien las cargas de vatios y, fijándonos en ellas, podemos hacer las sesiones más efectivas. Por otra parte, debido a que practicamos el deporte en una sala cerrada, nuestro cuerpo no refrigera igual de bien que en la calle por lo que la pérdida de minerales es mayor y más rápida. Conviene no pasarse en el tiempo de las sesiones mucho más allá de 1h15’ o 1h20’. Quizás podamos alargar algo más en días fríos.
Otra opción bastante efectiva es hacer lo que en entrenamiento se conoce como core. La musculatura del tronco, especialmente abdominal, lumbar y pélvica, es importantísima para la práctica del ciclismo. Los abdominales pueden contribuir mucho en el pedaleo, especialmente cuando las piernas empiezan a fallar. Además, una musculatura lumbar y abdominal fuerte ayuda a prevenir un gran número de lesiones relacionadas con la práctica del ciclismo. Incluso contribuyen a minimizar los daños en caso de caída.
Los ejercicios típicos de suelo en pilates son bastante positivos, así como las series de abdominales y lumbares. Esas rutinas permiten coger tono muscular, que luego se puede transmitir a la bicicleta. Los días de lluvia no son aptos para rodar en carretera, pero sí que se pueden aprovechar para seguir mejorando la condición física.