Faltan dos penaltis, sobran dos goles

El que mire sólo el resultado no estará sorprendido. El Barcelona es mucho, mucho más fuerte que el Roma y un 4-1 no es nada raro. El problema lo tendrán los tifosi giallorossi que el partido lo han visto. Porque si es verdad que ante la calidad azulgrana es inevitable sufrir, también es cierto que perder con dos goles en propia puerta y dos penaltis birlados en el Camp Nou, duele más.

Dzeko lo dijo en el 90’: “El árbitro debió tener coraje y pitar penalti. El partido hubiese cambiado”. Tiene razón: el rodillazo que le dio Semedo fue evidente y todos, en Italia, se preguntan cómo Makkelie no pudo verlo. Y hay muchas dudas también sobre la falta de Umtiti a Pellegrini antes del descanso. El 4-1 es demasiado duro para un Roma que dio la cara y regaló tres goles: hasta el segundo tanto en propia puerta, el partido se podía definir igualado. Una pena, pero el conjunto de Di Francesco y Monchi puede dejar Barcelona con la cabeza bien alta.