SIN CADENA
El equilibrio entre un reto exigente y un objetivo asequible
Marcarse una prueba en rojo en el calendario es un aliciente para entrenar, pero debemos ser cuidadosos si no queremos que se nos vuelva en contra
Acabamos de entrar en el mes de abril. Las tardes cada vez son más largas, tenemos más tiempo para salir a entrenar y tal vez algunos, al vernos un poco mejor, nos empecemos a poner algunos objetivos un poco más serios. Esa marcha que nos gusta, una ruta por puertos que teníamos pensada desde hace tiempo pero no nos atrevíamos a hacer, y un largo etcétera. Pero… ¿podemos ponernos cualquier reto?
La planificación de una temporada en los profesionales es uno de los momentos clave. Se suelen hacer el invierno anterior, y sobre ella pivota absolutamente todo. La intensidad de la pretemporada, el calendario previo a los grandes objetivos, las fechas exactas en las que llegar a los picos de forma… todo eso está cuidado hasta el más mínimo detalle. Y son profesionales que, como siempre digo, no tienen nada que ver con nosotros. Principalmente porque tienen un equipo de gente alrededor y no tienen otra cosa que hacer más que entrenar, descansar y competir. Que es con lo que se ganan la vida.
Nuestro caso es totalmente distinto. Así como ellos eligen las carreras y definen los objetivos en función de sus condiciones físicas, nosotros más que eso debemos medir nuestro nivel de partida antes de ponernos un objetivo y el tiempo que vamos a tener para prepararlo. ¿Qué quiero decir con esto? Sencillo. Por mucho que yo quiera, no puedo hacer la Marmotte a primeros de julio. Por tanto tengo que ser realista.
Cuando uno está empezando a entrenar, ponerse un objetivo suele ser una motivación. Una especie de recompensa que te hace más llevadero el entrenamiento. Pero tiene que ser realizable o conseguiremos el efecto contrario, es decir, que nos desentenderemos porque no vamos a llegar. Así que debemos elegir bien y colocar el listón en un lugar donde podamos alcanzarlo.
También es importante que, en la medida de lo posible, nos planifiquemos los entrenamientos para llegar lo mejor posible al gran día. Sobre todo para poder disfrutarlo al máximo cuando estemos en la prueba, por lo menos esa es mi intención. Pasármelo de maravilla compartiendo mi afición con cientos de personas y con la carretera para nosotros. También es positivo decidirlos con tiempo. Habrá quien pueda hacerlo desde el invierno también, otros no, pero qué menos que cuatro o cinco meses para poder prepararlo en condiciones.
¿Y por qué os cuento todo esto? Pues básicamente porque en estas semanas saliendo en bici he decidido ponerme un objetivo. Ahora vamos a ver si lo cumplimos, y daremos cuenta por aquí en la medida de lo posible. Y tú, ¿sales en bici y ya te has puesto tu objetivo de esta temporada? ¡Compártelo con nosotros!