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SIN CADENA

Cinco marchas cicloturistas que no te deberías perder

Varias alternativas a las citas más famosas del calendario, garantía de pasar un buen día de ciclismo en lugares que merecen la pena.

Cinco marchas cicloturistas que no te deberías perder

El mes de febrero se acaba, y a estas alturas de año muchos ciclistas aficionados miran al calendario para ver qué marchas prepararse. Hay algunas que son ya auténticos ‘bestsellers’ y cada año congregan a miles de personas. El ejemplo más famoso lo conocen todos y se celebra cada mes de junio en Sabiñánigo (Huesca). Tal es la demanda que a día de hoy hay que inscribirse en un sorteo previo y ya, si te toca la plaza, puedes hacer la inscripción definitiva. O no hacerla y que le toque a otro. Una locura.

Además de la Quebrantahuesos, hay otras que se venden prácticamente solas: la Purito, la de los Lagos de Covadonga, la Miguel Indurain, la Perico… pero como el espíritu de este rincón es aportar cositas nuevas, si os contase más sobre esas no estaría cumpliendo. Así que vamos con cinco alternativas por orden cronológico que, sin ser tan conocidas, tienen ya solera, son garantía de buena organización y discurren por lugares que merece la pena recorrer montado en la máquina. ¿Os animáis con alguna?

4ª marcha La Cantabrona. 21 de abril. Polanco (Cantabria)

Como la idea es tener un poquito de todo, empezamos fuerte. La Cantabrona es una marcha de nuevo cuño, con un tope de 1.500 participantes –que no está nada mal- y que está en auge por el Norte. Pocos terrenos hay mejores que el cántabro para pedalear si te gustan los puertos. Los hay de todos los tipos, colores y sabores. En la Cantabrona han preparado dos recorridos: uno de 175 kilómetros con casi 3.800 metros de desnivel acumulado y otro, más cortito, de 114 con 1.750.

Perfil de la versión larga de La Cantabrona
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Perfil de la versión larga de La Cantabrona

El largo es una pasada. Se sube el Alto del Caracol para ir haciendo piernas, y luego dos ‘bichos’: el Portillo de Lunada por el lado largo –casi 20 kilómetros- y La Sía por el corto. Luego se encadena con Alisas, otro puerto tradicional de la Vuelta a España. Tras el descenso se enfila de nuevo hacia Polanco y todo es como llano, pero no. El corto sólo sube el Caracol y evita el resto. Cantabria merece mucho la pena. Y si alguien alarga la estancia, en el restaurante El Puente de Bárcena Mayor ponen un cocido montañés tremendo.

XXI Pirineo Costa del Sol. 26 de mayo. Alfarnate (Málaga)

Me van a permitir que barra un poco para casa en esta ocasión. Malagueño que es uno, y además de la comarca que acoge la marcha, puedo decir sin miedo a equivocarme que estamos ante una prueba maravillosa. Exigente, pero sin locuras. Tiene algo menos de 130 kilómetros y el desnivel acumulado se va por encima de los 2.500 metros. Tras un principio favorable desde Alfarnate, en Riogordo se entra en territorio comanche.

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La tralla viene a partir de la mitad, con la subida al Alto de las Ventas de Zafarraya, conocido en la zona como ‘el Boquete’ por la forma de la montaña. Son 11 kilómetros constantes al 6%. Luego repecheo por la zona –los Alazores lo ponen de 3ª pero es testimonial-, descenso y a por el Puerto del Sol que es mi puerto favorito. Son nueve kilómetros casi al 8% de media y con máximas del 15. Las curvas, las vistas a medida que se gana altura y la tranquilidad de esa carretera –una vez se me recalentó el coche por unas cabras que no tuvieron a bien quitarse del piso- lo hacen único. Por cierto: imprescindible almorzar en la Venta de Alfarnate. Muy recomendables las migas. Después de entrenar, a ser posible, que nos pille con hambre.

Cicloturista Pamplona-Iruña. 2 de junio. Pamplona (Navarra)

Preciosa marcha por los alrededores de la capital navarra. Además ya estaremos casi en verano, por lo que el riesgo de que nos pille un día gris se reduce. La prueba es bonita, tiene encanto y la organización es la misma que en la Indurain. Por tanto, son gente que sabe lo que está haciendo. No son pocos los aficionados a quienes incluso les gusta más esta que su ‘hermana mayor’.

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La marcha ofrece también dos recorridos: el largo tiene 177 kilómetros y 3.000 metros de desnivel con seis puertos: Etxauri, Guirguillano, Lezaun, Lizarraga y, ojo, San Miguel de Aralar. Un puerto durísimo estilo escalera que combina rampas durísimas con pequeños descansitos, y que la Vuelta a España descubrió allá por 2014. El recorrido corto, en cambio, sólo mete Etxauri y después Guembe. Cierto que Navarra es un continuo sube y baja, pero el corto es bastante asequible, bonito y divertido. Aralar, si no estás bien preparado, es un escollo importante en el largo así que piénsatelo.

XXII Marcha Lagunas de Neila. 22 de julio. Quintanar de la Sierra (Burgos)

Las Lagunas de Neila, ahora un poco en desuso, ha sido un puerto clásico de la Vuelta a España. Desde que Unipublic se decidió por cosas más extremas, las Lagunas no han aparecido por la ronda española, pero sigue muy vigente como etapa reina de la Vuelta a Burgos. Total, que nosotros podemos rodar por la misma carretera por la que varios de los mejores del mundo se pelean cada mes de agosto. La marcha tiene 160 kilómetros y algo más de 2.500 metros de desnivel.

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El alto del Cargadero para ir calentando, luego otros dos puertos más o menos accesibles y, sobre todo, la subida a las Lagunas con sus 11 kilómetros de ascensión, durísimos los tres últimos con picos del 17%, hacia el kilómetro 145. Después, bajada de nuevo hacia Quintanar. A día de hoy, la marcha corre el ‘riesgo’ –bendito sea- de alcanzar su límite de plazas. Ya tiene unos 300 participantes inscritos de todos los rincones de España.

V La Titánica. 22 de septiembre. Oropesa del Mar (Castellón)

Una cita en claro crecimiento y que llega ya a final de temporada, sin excesivos calores. La marcha ofrece tres recorridos: uno largo de 152 kilómetros, otro intermedio de 126 y el corto, de 110. Para todos los gustos y discurriendo por una provincia, la de Castellón, que aunque mucha gente se sorprenda está entre las más montañosas de España. Como Cantabria y Málaga, precisamente. El recorrido es bonito, con un paisaje de muchos contrastes y que merece mucho la pena.

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El recorrido largo contempla nada menos que seis puertos, aunque al ser un recorrido circular la marcha tiene dos mitades claras. Hasta el kilómetro 100, más o menos, que se corona El Collao (1ª). Antes de él están el Puerto de Cabanes (2ª) y otros dos primeras: Bandereta y el Coll de las Minas, para un total de casi 3.200 metros de desnivel. El recorrido intermedio, que ellos llaman corto, elude El Collao. Y el corto, que ellos llaman mini, mete el Coll de la Mancha y evita también Las Minas. Tengo la sensación -esto es una impresión personal- de que a Castellón se le hace poco caso. Y sorprende.

Hay un sinfín más, por muchos rincones del país y para todos los gustos. Y otros desafíos en el extranjero, pero la idea era buscar pruebas que ofrezcan calidad, no estén muy explotadas y vayan por sitios que puedan resultar nuevos y atractivos. ¡Espero que alguno se anime con una -o varias- y luego lo comparta!