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Felipón

Han pasado suficientes cosas para inspirar el post de esta semana. Tenemos la triple victoria de Alejandro Valverde (dos etapas y la general) en la Vuelta a Castilla y León, que coloca en cinco su casillero de la temporada 2016 y le sitúa en posiciones de privilegio para encarar las batallas de las Ardenas (Flecha Valona y Lieja-Bastoña-Lieja) y el Giro de Italia. A propósito de las Ardenas: Enrico Gasparotto repitió triunfo este domingo en la Amstel Gold Race y se lo brindó al fallecido Antoine Demoitié. De Cauberg al cielo. Y a propósito del Giro: dos favoritos, Vincenzo Nibali y Mikel Landa, se las verán a partir de este martes en el Trentino. Camino al rosa.

También han ocurrido cosas fuera de la competición. Como esa implicación en los Papeles de Panamá de Eufemiano Fuentes, que no se pierde una (ya estuvo en la Lista Falciani y regularizó dinero de Suiza). O como esa suavización de las sanciones por positivo con meldonium por parte de la Agencia Mundial Antidopaje, una decisión cantada ante la lluvia torrencial de casos (cerca de 200). O como esa nueva información sobre el uso de motores y ruedas magnéticas en competiciones profesionales, solo negados por algún empecinado comentarista (no confundir con periodista).

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Hay muchas historias de las que escribir. Siempre. Pero en los últimos días, el ciclismo solo me trae una imagen: el recuerdo de Felipón. Me vienen a la cabeza algunas frases de sus crónicas (“el esprint fue más apretado que las tuercas de un submarino”), además de numerosos chascarrillos y expresiones que repetía con frecuencia (algunos de ellos inconfesables). Felipe Recuero, informador de ciclismo en la Agencia EFE durante más de dos decenios, falleció el pasado 12 de abril a los 56 años. Felipón fue periodista en tiempos recientes, que ya parecen muy lejanos. Recuero cubría íntegro prácticamente todo el calendario español, cuando era bastante más amplio que ahora, además de las tres grandes vueltas y los Mundiales de ruta. En Italia era muy querido, fui testigo directo durante varios Giros. “¡Felipone!”, le llamaban en la oficina permanente. Y él bromeaba: “El Giro es mi carrera favorita, porque he tenido antepasados italianos: Filippa della Recuera”.

Felipón era así: bromista, cariñoso, entrañable… Ejerció en una época en la que los periodistas viajábamos más cargados que ahora, con libros y recortes de prensa que reuníamos durante meses. Actualmente basta con ser hábil con los buscadores de internet. Nos engañamos pensando que ahí viene todo. También sumó miles de kilómetros al volante cuando no existían los navegadores GPS, a golpe de mapa, de intuición, de atención a los carteles y de preguntar a los paisanos. En los Giros en los que tuve más contacto con él, usualmente yo acababa más tarde, así que le llamaba para que me guiara al hotel: “Te esperamos tomando una cerveza”.

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Ese “te esperamos” aludía a Sergi Valdivieso, junto a quien viajaba en aquellos Giros. Una de sus muchas parejas de aventura, entre las que también destacaron Adrián Rodríguez Huber, Julián Redondo y su inseparable amigo Íñigo Muñoyerro. No voy a comentar aquí la aportación periodística de Felipe Recuero: fue profesional y punto. Pero sí voy a gritar muy alto que Felipón era una bellísima persona. Sus hijos Roberto y Natalia pueden estar muy satisfechos, porque su padre, allá por donde iba, siempre sembró alegría y amor. No se me ocurre mejor herencia.