El regreso de dos campeones

Freire venció el viernes al sprint en la cuarta etapa, en Tanunda, y estrenó así su nuevo maillot del Katusha. El triple campeón mundial llevaba casi once meses sin ganar, desde las dos etapas que se adjudicó a finales de febrero del año pasado en la Vuelta a Andalucía. El resto de la temporada resultó bastante aciaga, con operación de sinusitis incluida de por medio. Tres segundos puestos y otros tantos terceros, añadidos a un erróneo sprint en el Mundial (fue noveno), completan su palmarés de 2011.

Óscar tenía apalabraba la renovación con el Rabobank, pero este bajo rendimiento y la teórica nueva apuesta del equipo holandés por sus jóvenes valores dejó al cántabro sin equipo al término de la temporada. Freire barajó incluso la retirada, lo que hubiera sido un triste final para alguien con tres Mundiales y tres Milán-San Remo, entre otros éxitos. El Katusha le abrió sus puertas y él ha respondido como de costumbre: se marcó una etapa como objetivo, evitó desgastarse mucho en las anteriores, y donde puso el ojo puso la bala.

Valverde, por su parte, ganó el sábado en la penúltima etapa, la reina, en Old Willunga Hill. Y a punto estuvo también de liderar la general: se colocó segundo, empatado a tiempo con el australiano Simon Gerrans. Su historia es muy diferente a la de Freire. El murciano llevaba 20 meses sin ganar, desde que se impuso el 2 de mayo de 2010 en la última etapa y en la general del Tour de Romandía. A continuación fue sancionado por el TAS con dos años por su implicación en la Operación Puerto y, entre otros, le fueron anulados esos dos resultados a favor de Igor Antón y Simon Spilak, respectivamente.

El rendimiento de Valverde tras tanto tiempo sin competir era una incógnita. Todos sabíamos que había llevado una vida disciplinada de deportista, que había seguido las habituales rutinas de entrenamientos… Incluso que volvía “más descansado”, como él mismo dijo en su presentación con el Movistar. No ha tardado en demostrar que mantiene la clase y la intuición. ‘Balaverde’ ha vuelto.

Su victoria es importante para el ciclismo español, que recupera a uno de sus grandes campeones. Y también para él: “No he podido aguantar las lágrimas en la meta. Sentimentalmente hablando, diría que es la victoria más especial de mi carrera. Han sido muchos meses de entrenamiento duro en casa, de cuidarme al máximo sin competir”, dijo en la meta. Además, a partir de ahora, ya nadie podrá señalarle con el dedo acusatorio, una vez cumplida su sanción. Quizá le ha faltado en este tiempo una confesión que le hubiera liberado de cara al exterior y también íntimamente… Pero, en cualquier caso, Valverde ya es un corredor limpio de cargas del pasado.