Rossi tendrá difícil reconquistar el título

Cada año, antes del inicio de los grandes premios, me juego una comida (en un sitio no demasiado caro, que no están las cosas para grandes dispendios) con un buen amigo a propósito de algún resultado del Mundial de motos. Cruzamos apuestas de lo más variadas, pero la de esta temporada es sencilla: él cree que Rossi será campeón de MotoGP al primer intento con la Ducati... y yo pronostico que no ocurrirá así. Así que mi opinión sobre las opciones del italiano están claras, no me muestro dudoso al respecto. Creo que se recuperará, que hará buenas carreras, puede que gane algunas y que incluso luche por el título, pero me extrañaría muchísimo que lo consiguiera. Y que conste que, de no volver a conquistarlo un español, me encantaría que lo hiciera Valentino...

Mi idea (que, desde luego, puede estar equivocada) es que el mejor Rossi ya es historia. Claro que seguirá siendo un grandísimo piloto, pero no el excepcional que hemos conocido en su época dorada. No es mayor en términos absolutos de edad, pero ya lleva muchos años de carreras al máximo nivel sobre sus espaldas; se enfrenta ahora a una nueva generación de rivales quizá más cualificada que cualquier otra que haya tenido ante sí; por primera vez en su trayectoria se lesionó de gravedad en 2010; y por último, pero no menos importante, afronta el desafío de transformar una moto muy diferente a lo que él ha conocido hasta ahora. Demasiados condicionantes para pensar que todo le pueda salir perfecto, con esa excelencia que conduce al éxito. Aunque si lo consigue, entonces para mí ya no habrá ninguna duda: será el más grande de todos los tiempos... y por goleada. Si es que no lo es ya.