Las cosas están como siempre...

El imponente motorhome de McLaren no existió para nosotros el jueves. Algo inédito para quienes visitamos todos los paddock de la F-1, pero algo que se está volviendo peligrosamente habitual. En Hungría Alonso no habló, y en Turquía volvió a pasar lo mismo. No es normal que esto se perpetúe. En lugar de estar en el circuito, tanto Alonso como la plana mayor del equipo estaban muy lejos de allí, en su hotel, hablando sobre un tema que se debería haber tratado antes de llegar a Estambul. Nada ha cambiado, las cosas están como antes, o sea, como siempre. Los directivos de McLaren le dijeron lo que Alonso ya sabía que iba a escuchar. Van a ser equitativos, como siempre, y no le reconocerán su estatus de piloto, que ha llevado al MP4/22 a ser superior a los Ferrari en muchos circuitos en base a sus conocimientos. Por eso le ficharon.

Alonso lo ha dicho bien claro. Lo que más le duele es que ha sido él quien ha mejorado el coche y nada de eso se le ha reconocido, así como el hecho de llegar a una nueva escudería como campeón. Lo vivió desde el primer metro del GP de Australia. Creo que ahora es demasiado tarde. Mientras, una carrera está a punto de comenzar. Una carrera de la que se hablará menos hasta hoy, cuando podamos ver un nuevo episodio en el equipo de Alonso. Si le hubiesen dejado hablar el jueves, hoy estaríamos comentando si es posible luchar con los imparables Ferrari de Estambul. Hoy estará concentrado en eso, pero los de rojo ya estarán, quizás, muy lejos.