Así se agua la fiesta del vecino

El Milán viene de celebrar su Semana Grande. La Copa de Europa (la Séptima rossonera) conquistada ante el Liverpool en Atenas sacó a la calle a medio millón de tifosi que tomaron las calles de la ciudad y muy especialmente la Piazza Duomo. El suceso, el gran éxito de los rossoneri, coincide con la temporada en la que el Inter, por fin, ha logrado un título, la Liga. Quizá por eso, en un gesto sin duda exagerado, ayer volvió a celebrar el Scudetto, lo que ya había hecho hace sólo una semana. Se puede decir que el Inter volvió a inaugurar el pantano, que ya llevaba tiempo dando agua.

El fiestón en San Siro (o el Beppe Meazza, como prefieren los interistas que se llame al estadio municipal o comunale) es una maniobra para minimizar la Copa de Europa del Milán, algo forzado y artificial. Si bien es lícito que el Inter celebre sus éxitos (no en vano es, quizá junto con el Atlético de Madrid, el equipo que más fichajes ha hecho en los últimos diez años con menos retorno en títulos) no es comparable una Liga, y encima sin estar la Juventus en la pelea, con una Champions en la que, con el Milán, empezaron el Real Madrid, el Chelsea, el Manchester, el Bayern, el Barcelona, el Lyon...