Como el carné por puntos

El juez que instruye el sumario de la Operación Puerto ha dicho que no se pueden tomar medidas contra los ciclistas mientras el proceso continúe abierto. Los abogados de aquellos corredores que no pudieron participar en el Tour y en otras pruebas del UCI ProTour andan estudiando demandas contra todo bicho viviente. Están en su derecho, pues vivimos precisamente en un Estado de derecho. Pero eso no exime a los ciclistas de la presunta falta. En este sentido, su situación me recuerda a la de aquellos conductores que ya han acumulado los puntos que se requieren para la retirada del carné. Las infracciones son evidentes, pero no se les quita el carné porque los abogados han sabido encontrarle las vueltas al procedimiento legal.

Este mismo problema lo tuvieron en Francia y se arregló con una ley por la cual para recurrir había primero que pagar. Los equipos, ante la galopada incontrolable del dopaje, hicieron algo parecido. Firmaron un código ético por el cual los corredores quedaban suspendidos automáticamente en cuanto se vieran involucrados en un escándalo de dopaje. Una suspensión inmediata, que se levantaría en cuanto se comprobara la inocencia del ciclista o pasaría a ser sanción, ya bajo jurisdicción de la UCI, probada la culpabilidad. Pues este código ético es lo que se ha puesto en práctica y, por lo que se ve, es tinta mojada para los ciclistas y sus abogados. Una pena que destinen sus esfuerzos a legalismos y no a descubrir la verdad.