Wie tiene las puertas abiertas

Michelle Wie quiere jugar al golf contra los hombres y está en su derecho. Si su nivel de juego le da para superar el corte en los torneos, ¿quién le va a impedir participar en ellos? ¿Su condición de mujer? Esos tiempos quedaron atrás. Va a hacer ya medio siglo cuando los organizadores de la maratón de Boston quisieron sacar de la carrera a Katherine Switzer por ser mujer. Que corran ahora confundidas con los hombres en cualquier maratón del mundo se contempla como el hecho más natural. El deporte ya no discrimina a la mujer por su sexo. Michelle Wie, como cualquier otra persona, podrá apuntarse a los torneos que su nivel se lo permita. Hasta dónde será capaz de llegar lo determinarán sus condiciones y cualidades.

El golf no discrimina, pero tiene una exigencia máxima. Paga extraordinariamente bien a los campeones, muy bien a los del segundo nivel, bien a quienes pasan el corte y para cubrir gastos a los que se quedan a medio camino. Será difícil que Wie, por una cuestión de potencia y fuerza, pueda lanzar la bola tan lejos como para destacar entre los profesionales. Va a encontrar una competencia tremenda y quizá su nivel esté en los torneos secundarios, donde compiten profesionales fracasados y amateurs. Con una gran técnica podrá hacerles frente, pero no es ahí donde está la gloria ni el dinero. Ahora bien, si ella compite contra los hombres con diez millones fijos por el hecho de ser mujer... Eso entonces sí es sacar ventaja de su condición.