El tenis es para los chavales

El tenis, como es la natación, comienza a ser un deporte casi de adolescentes. No sólo por Nadal, capaz a sus 19 años de llevarse por delante a cualquier rival por experimentado que sea, sino porque a los 25 un tenista comienza su declive. Eso es lo que se desprende de la edad media de los diez mejores jugadores del mundo: 24 años. Son los que tiene Federer y da la impresión de que este jugador ya no tiene mucho que mejorar. Uno más tiene Hewitt, y desde que cumplió los 23 sólo ha ganado un torneo de los 24 que figuran en su palmarés. Roddick también es un chaval, 23 años, pero el 75% de sus torneos lo ganó con menos de 21. Más llamativo aún el caso de Kiefer, quien con 28 años no gana ningún torneo desde hace seis.

Será por las lesiones, por la extenuante temporada o porque el tenis se ha vuelto tan físico que premia a quienes hacen un derroche de facultades, el caso es que la madurez de un tenista de hoy en día parece situarse entre los 20 y los 24 años. Nunca mucho más allá. Federer ya ronda ese límite y comienza a estar amenazado por los explosivos 19 años de Nadal. Excepción pudo ser Agassi, ganador de 16 torneos una vez cumplidos los 30. Empezó a seleccionar sus participaciones y así consiguió incrementar su palmarés con victorias del máximo prestigio, tales como tres Open de Australia y cinco Masters Series. El problema es que esto está montado de tal manera que quien se baja del tren difícilmente se puede volver a montar.