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Un deportista, una federación

Actualizado a

Se ha dado la lista de nuestros deportistas que irán a los Juegos Olímpicos de Turín y sólo aparece un nombre entre las especialidades de la recién creada Federación Española de Deportes de Hielo. Y ese nombre no aparece ni siquiera como fijo. Nuestra federación le ha seleccionado, pero aún está por ver si, dado su nivel, la Federación Internacional de Patinaje admite su inscripción. Dependerá del número de inscripciones que finalmente reciba. Pues para este viaje no hacían falta estas alforjas. Suelen ser los practicantes y sus competiciones quienes crean la necesidad de una federación y no al revés. Ahora nos encontramos una federación que para dotarla de contenido necesita practicantes, competiciones e instalaciones.

Las únicas instalaciones aquí existentes en lo referido a los deportes de hielo son los pabellones construidos más con fines comerciales que deportivos para que la gente patine. Están en Madrid, Cataluña, País Vasco y Aragón. Alrededor de esas pistas se agrupan los dieciséis clubes de patinaje y los seis de hockey que tenemos. Y si nos ponemos ahora a construir circuitos de bobsleigh y pistas de curling es que nos hemos vuelto locos. Esta vez hemos ido demasiado lejos. La práctica del deporte ha comenzado siempre al margen de las federaciones. Deportes que se llevan practicando desde el siglo XIX tienen federaciones que aún no son centenarias. Ejemplos hay a barullo. Fútbol, atletismo y natación nada menos entre ellos.