En Almería hubo suspensos

Guasch nos hablaba ayer de que habíamos cerrado los Juegos Mediterráneos con 4,5 kilos de oro. Buen botín. Equivale a 45 medallas de oro. Más que nunca. Pero menos, como casi siempre, que Italia y Francia. El número de medallas es relativo, pues a cada edición se suman nuevas especialidades. En Almería, por ejemplo, hubo 27 finales más que hace cuatro años en Túnez. Lo que importa es la posición en el medallero, quedar por delante de nuestros rivales naturales. Y esta vez tampoco lo conseguimos, pese a que todos nuestros deportes subieron al podio. Pero unos más que otros, y no en lo referido al número, sino a sus posibilidades, que no es lo mismo competir por 41 oros y ganar dos, que competir por uno y llevárselo.

En este sentido, balonmano, tenis, golf, fútbol y waterpolo sacaron matrícula al ganar todas las medallas de oro puestas en juego. Si algunos se enfrentaron a rivales de bajísimo nivel, ésa es otra cuestión. A todos nuestros deportes les pusieron deberes. No eran otros que los de ganar. Hubo quienes se equivocaron al subestimar al contrario, caso del baloncesto, cuya Federación no quiso interrumpir los tres meses de vacaciones de la mayoría de los jugadores ACB, convencida de que ganaría igualmente. Pues se quedó sin el oro. Como el boxeo, la hípica, la esgrima, el tiro, el voleibol, el remo, el tenis de mesa y la petanca. Estos deportes disputaron 54 oros y no ganaron ninguno. Por ellos seguimos detrás de Italia y de Francia.