Frisk es más que un club

La decisión de la UEFA de abrir expediente disciplinario a Mourinho por perverso, mentiroso y broncas, hablando en plata, es una buena noticia para el fútbol. Se aplica la Ley para evitar que la Champions se convierta en Tombstone, legendario pueblo en el que Wyatt Earp, en el año 1881, protagonizó el famosísimo duelo de OK Corral. Está muy bien meter en cintura al portugués, un provocador profesional, además de un buen entrenador dicho sea de paso. Con todo, me parece que en esta historia hay gato encerrado. Me pregunto qué hubiera sido del Comité de Disciplina de la UEFA si el árbitro del Barça-Chelsea, Anders Frisk, no hubiera sido amenazado.

Da la impresión que la UEFA ha actuado porque han tocado a uno de los suyos, a un árbitro. ¿Es que Frisk es más que un club? Parece que sí. Creo firmemente que los de la Federación Europea se han echado al monte no por el Barça, sino por Frisk. Y eso está mal, muy mal. Porque lo que hizo Mourinho fue provocar a un club, a una afición y, más tarde y por último, a un estadio entero. Está bien que le sancionen, pero tenían que haberlo hecho antes, sin esperar a que Frisk recibiera las amenazas. Así habrían defendido más y mejor el principio de autoridad del que ahora presumen. Porque, la verdad, parecen ofendidos sólo por el colegiado. Y los demás, qué.