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La farsa del caso Manzano

Actualizado a

Belda dio positivo en 1982, Recio en 1988, Bernardo González en 1992, Cabello en 1994, Castelblanco en 1996, Edo en 1998, Javier Otxoa en 1999, Botero y Sevilla en 2000, Juliá en 2002, Llorente en 2003... Todos era corredores del Kelme, equipo del que Eufemiano Fuentes fue médico de 1994 a 2002 según ha reconocido ante el juez. Es decir, en su historial figuran ocho positivos. Un corredor se puede dopar a espaldas del médico, pero no es menos cierto que los médicos no llegaron al ciclismo para curar lesiones ni para aliviar dolores de cabeza. Lo hicieron para ocuparse de la preparación biológica de los ciclistas, lo cual conlleva la ingestión de fármacos, y para cuidarse de que, con sus conocimientos, no dieran positivo.

Positivo no ha dado en su vida Manzano y éste ha reconocido haberse inyectado EPO, hormona de crecimiento, ponerse parches de anabolizantes, hacerse transfusiones de sangre... ¿Vamos a creernos que estos tratamientos se los hacía él solo? ¿Vamos a creernos que él sabía cómo administrarse las dosis y los enmascaradores necesarios y en los debidos plazos para no haber dado jamás positivo en las decenas de controles que ha pasado? Según la declaración de Fuentes, sí. Según la declaración de Fuentes, Manzano era un caso único en el Kelme, en el ciclismo mundial diríase. Y porque la Federación de Ciclismo y el Consejo Superior de Deportes guardan silencio ante semejante farsa se les podría calificar de cómplices.