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Coe se gana el respeto de todos

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Personajes como Sebastian Coe exaltan el deporte. Coe pertenece a esa estirpe de deportistas que, después de haber sido los más grandes en su mundo competitivo, se convierten en embajadores de su deporte y de su país. Coe lo es de su deporte, porque elevó la carrera de los 1.500 metros a la categoría de reina por sus duelos con Steve Ovett, quien hacía el papel de malo, o al menos de maleducado por sus estrepitosas ventosidades antes de cada carrera. Coe es también embajador de su país mucho antes de que Londres le nombrara presidente-director de la candidatura olímpica, pues por donde fue siempre se le admiró y respetó. Como prueba, él fue quien recibió el primer Príncipe de Asturias de los Deportes.

Ahora es el principal responsable de la oficina olímpica londinense. Ha cogido el cargo a sabiendas de que Londres apenas tiene posibilidades de organizar los Juegos de 2012, pues el proyecto es muy inferior al de París y Madrid tras haberse incorporado tarde a la carrera olímpica y con escaso apoyo. Pese a ello, Coe da la cara y lo hace con elegancia y caballerosidad como lord que es. En Inglaterra jalean y magnifican la actitud racista de Luis y unos pocos espectadores, y Coe hace suyo el problema diciendo que él ha visto crecer los problemas del racismo en sus propios campos de fútbol. Sigue siendo el mismo Coe que cuando corría. Daba la mano a sus rivales con tal respeto que nunca se sabía si había ganado o perdido.