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Desaguisado en los rescates

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Son días de operación retorno. Se acaban las vacaciones: vuelta a casa, regreso al colegio, retorno al curso político. Y parece -¡horror!- que nos espera más de lo mismo: a la comisión parlamentaria de los atentados del 11-M, que está desprestigiando a toda la clase política como nunca antes en 25 años de democracia española, se unen declaraciones de nacionalistas sobre la pureza racial amenazada, el consabido plan Ibarretxe, (qué aburrimiento ¿no?) y los presupuestos del estado (¿se imaginan ustedes a un político de la Comunidad de Madrid diciendo que hay que adelgazar la inversión en la de Cataluña y que hay que meter más dinero en Madrid? ¿Se imaginan la que se armaría?).

La verdad es que, llegado a este punto, me resulta difícil ligar lo dicho con un tema de deporte y aventura, que es el que me corresponde habitualmente. Ya sé. En estas primeras refriegas del curso político oí el otro día unas declaraciones de un conocido político diciendo que el Partido Popular lo único que tenía que decir es si era partidario o no de transferir más competencias a las comunidades autónomas. Y la verdad, me quedé estupefacto. Creí que los nuevos ocupantes del poder nos iban a plantear un debate sobre lo que ha funcionado o no. E, ingenuo de mí, pensé que lo justo sería que aquello que ha funcionado se ampliaría y lo que no, debería regresar al funcionamiento bajo el control del gobierno central.

Al parecer, lo que importa es seguir creando el más importante reino de taifas al sur de la Estrella Polar. Supongo que a ustedes se les ocurrirán miles de ejemplos al respecto. Hoy quiero hablarles de uno que conozco. Es increíble el desaguisado en el que se han convertido los rescates en parajes de difícil acceso, por obra y gracia del reparto competencial autonómico. El otro día unos amigos de Al Filo participaron en el rescate de unos jóvenes escaladores de Bilbao y tuvieron que dar la voz de alarma. Sin pensárselo dos veces, avisaron a la Guardia Civil, pues sabemos de su eficacia.

Se lo digo por si un día les necesitan. Muy pronto apareció el helicóptero que hizo el rescate con la eficacia, amabilidad y profesionalidad habituales en este cuerpo, al que esos dos jóvenes deben la vida. Claro que luego, para llevarles al hospital tuvo que venir otro helicóptero del gobierno de Aragón por aquello de las competencias. Conocemos otros casos, como aquel ocurrido en el Pirineo Catalán en el que, a pesar de llegar antes, a la Guardia Civil se le prohíbe intervenir para dejar paso al equipo de los mossos. Otro día se produce un accidente en la sierra de Madrid y aparecen tres helicópteros de organismos diferentes, y con cierto pique por ver quién se queda con los accidentados y la repercusión mediática de la operación, por supuesto. Y lo que nos espera, me temo. No sería mejor, me pregunto, que se vuelva a centralizar los rescates, aunque sea en Huesca o en Cangas de Onís, o donde consideren oportuno, con lo que nos ahorraríamos un buen montón de dinero que, mira tú por dónde, bien podría ayudar a tener mejor sanidad, educación...

Sebastián Álvaro es director de Al Filo de lo Imposible, programa de Televisión Española