Si llega a ser el Real Madrid el que hubiera tenido en nómina a Negreira, habría sido expulsado de la Liga, el Bernabéu incendiado y Florentino Pérez viviría en el exilio.
Los medios hemos cometido el error de darles una voz protagonista en el fútbol.
Nos estamos dejando llevar por la corriente pesimista de que todo está mal. Una corriente interesada por gente que no ama el futbol.
Ni el Madrid ni el Sanluqueño tienen culpa de que los árbitros acierten o se equivoquen, la culpa o el mérito será de los árbitros, no de los clubes.
El más fácil de los partidos derivó contra pronóstico en tempestad. Se eligió a un árbitro que debutaba en el Bernabéu. Nada malo podía ocurrirle.
A diferencia de alguno de sus compañeros, no es el típico árbitro que por miedo a que le tachen de madridista machaca a los blancos para evitarse problemas.
REAL MADRID 4 - VILLARREAL 1