Yamaha no entra en provocaciones
A pesar de la presión de Quartararo sobre el equipo para evolucionar la M1, los japoneses siguen en su línea. “No veo a los jefes muy nerviosos”, dice Fernández.


A Yamaha se le acaba el tiempo para encontrar soluciones, que le permitan comenzar la temporada 2026 junto a una moto competitiva. En un momento donde incluso Honda ha empezado a despedirse de la crisis que arrastraba desde hace años, la marca de los diapasones sigue buscando soluciones que no llegan de ninguna manera. Porque después de haber depositado todas sus esperanzas en el desarrollo de un motor V4 que le igualaba mecánicamente al resto de la parrilla de MotoGP, ese nuevo propulsor todavía tiene carencias. Y el equipo, a un campeón del mundo que convencer.
Las exigencias públicas de Fabio Quartararo a Yamaha se han vuelto a intensificar en los últimos meses. El francés ha sido capaz de llevar a la M1 hasta en cinco ocasiones en lo que va de año, pero las carreras siguen siendo un caballo de batalla. Y en el horizonte se abre un mercado de pilotos donde las negociaciones son cada vez más tempranas. De ahí que el campeón reclame evidencias ante una falta de fe que ya es irreversible. “Lo que Yamaha no ha conseguido en años espero que lo consiga en pocos meses. Porque yo tampoco tengo más tiempo, eso está claro”, expresaba El Diablo en Motorsport, reivindicando una reacción que desde Iwata saben que no será inmediata.
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“Estoy seguro de que llegaremos (a ser competitivos), pero nos llevará un poco de tiempo. El único problema es que no tenemos tiempo", reconocía Augusto Fernández, el piloto probador, sobre el futuro de Yamaha. El español revela que dentro de los malos resultados, “la única cosa positiva es qu tenemos una dirección clara para seguir”. Pero las soluciones inmediatas no llegan a una M1 junto a la que han “intentado mejorar, pero está claro que necesitamos algo más”. Desde Iwata han “hecho todo lo que podían” hasta el momento. Pero la falta de equilibrio en el prototipo y la escasez de potencia siguen siendo críticas.
A pesar de todo, Augusto no ve “a los jefes muy nerviosos, la verdad. No veo a nadie nervioso. Esta moto irá creciendo y de hecho, hasta el ‘shakedown’ en febrero, hay planificadas mejoras”, como exponía en Motorsport. Ya que una vez caiga la bandera a cuadros en Valencia, Quartararo se subirá por primera vez a la moto que debe convencerle de continuar junto al equipo que le convirtió en campeón de MotoGP o buscar un nuevo rumbo. Porque a pesar de que los diapasones se han reforzado recuperando a un equipo satélite, que a partir de 2026 subirá la apuesta con Toprak Razgatlioglu en el box del Pramac, a Fabio ya no le valen las acciones; solo los resultados.






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