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Dakar

El Dakar se convierte en un mar de dunas

La 47ª edición de la carrera se presenta como una prueba de resistencia. Tendrá casi 1.000 kilómetros de dunas y separará recorridos entre coches y motos.

Barcelona
Las dunas de Shubaytah durante la etapa 48 horas del pasado Dakar.
Eric VargioluA.S.O./E.Vargiolu/DPPI

Lo primero que deben tener claro cada uno de los 578 participates que tomarán la salida en Bisha el próximo 3 de enero, es que la 47ª edición de la carrera “no es un esprint, es un Dakar de resistencia”. De esa manera define David Castera, director de la prueba, una próxima participación que le da la razón desde el principio. Porque a los competidores les espera una primera semana muy cargada donde, ya en la segunda etapa, se enfrentarán al primer desafío de la edición. Vuelve la etapa 48 horas con casi 1000 kilómetros de recorrido (con seis vivacs diseminados a partir de la mitad de la especial) y la posibilidad de llevar a cabo una selección natural para cualquier aspirante a la victoria. Pero sobre todo, regresa acompañada de las protagonistas hasta que el crono diga lo contrario: las dunas.

Para empezar a abrir boca y recordar dónde están, el segundo día ya aparecerán las primeras dunas de una edición con algo más de 5000 kilómetros de lucha contra el crono, donde casi el 20% (cerca de 1000) se realizará entre dunas. Habrá un pequeño ajuste y los pilotos no abordarán terrenos tan salvajes como los de la última edición, donde fue especialmente complicado para los camiones. Pero sea como fuere, “nuna hemos tenido tantas dunas y habrá 350 kilómetros al inicio, un poco más en el medio y muchas al final”. En total serán 315 kilómetros por la arena en “una etapa de verdad” para terminar este Dakar, que se ha propuesto no regalar ni siquiera un día. Porque más allá de esa última jornada (el 17 de enero), donde “se puede complicar todo” y en la que comenzarán con una salida en línea protagoniza por 15 o 20 vehículos que arrancarán en paralelo y terminarán en el vivac de Shubaytah, el nivel de dificultad promete no defraudar.

Lo notarán especialmente las tripulaciones de la categoría reina, ya que por primera vez tendrán recorridos diferentes a los de las motos en el 45% de las etapas. Lo vivirán por primera vez el segundo día, en el inicio de la 48 horas, justo antes de afrontar una etapa maratón programada para la cuarta jornada de competición, que comenzará y acabará en el vivac para que sea imposible “hacer trampas”. Esas, que tendrán que evitar los copilotos sobre el terreno, cada vez que no tengan las trazas de las motos ante ellos. Especialmente en la séptima y octava etapa, donde será más difícil comenzar primero ya que, en el caso de los coches, no tendrán bonificación por abrir pista.

La estrategia puede llevar a renunciar a victorias, pero si algo recomiendan desde la dirección “es no ir rápido”. Pero tampoco perder tiempo. La experiencia dice que no cometer errores, más allá de las sorpresas que traiga el desierto, será una de las claves de este Dakar. Pero nadie debe olvidar que las carreras también las gana el más rápido. En motos intentarán lograr esa condecoración hasta 137 aspirantes, mientras que en coches se han registrado 68 inscritos en la lista más poblada (444) desde la edición de 2022 (550). Entre ellos figurarán 102 españoles, con la segunda mayor representación en carrera después de Francia. Y aunque durante trece etapas esa cifra se puede ver sensiblemente reducida, nadie sabe qué se puede esperar del desierto. Pero sí de esta edición: dificultad y diversión. “Va a ser grande”.

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