Al Attiyah, un campeón cinco estrellas
El qatarí suma un nuevo Touareg, quinto absoluto, tras dos semanas de competición donde no pasó apuros. Chicherit gana la etapa y deja sin récord a Loeb.
Si hay algo que destaca en la inmensidad del desierto cuando cae el Sol, es todo lo que se observa en el cielo. Las estrellas adornan la nada y a pesar de la dificultad que entraña hacerse con una de esas, Al Attiyah ya ha puesto su nombre a una quinta que llega en forma de Touareg. El qatari ha vuelto a reinar en el desierto. Junto a Toyota ha brillado como una estrella más y después de los triunfos que selló en 2011, 2015, 2019 y 2022, añade uno más a su palmarés, segundo consecutivo, para dar la mano a un Dakar donde ya es el cuarto piloto de la historia con más conquistas en su historia.
Nasser iguala a una leyenda con Marc Coma para quedarse a las puertas de un podio dominado por Peterhansel (14), Chagin (7) y Loprais (6). El club es cada vez más selecto y Al Attiyah un campeón que vuelve a aliarse con la suerte para sacar provecho a su potencial. “Soy el mejor”, ha dicho sin tapujos durante toda su participación en esta 45ª edición de un rally que ha sido el más largo de mucho tiempo... aunque no para el piloto de Toyota. El día seis de competición se acabó la partida y aunque decir eso en el Dakar con ocho etapas por delante puede parecer pretencioso, el qatarí supo de qué manera fulminarla.
La predicción inicial de Al Attiyah señaló a Loeb como amenaza. El francés acabó segundo, pero en ningún momento supuso un riesgo real para un Hilux magistral que también aleccionó de cómo sobrevivir a un desierto que castigó duramente a Audi. La marca de los cuatro aros fue el verdadero peligro de Nasser y su equipo. Salieron a ganar con mucho de humildad, pero el Dakar pasó factura por partida doble a dos pilotos como Sainz y Peterhansel, que abandonaron la lucha cuando todavía tenían algo que decir. Pero a partir de ahí se hizo el silencio.
Al Attiyah volvió a pecar de conservador, pero tampoco necesitaba demostrar mucho más al equipo, aunque sí indirectamente a la carrera. El qatarí enseñó la manera en la que se gestiona una ventaja insalvable (llegó a liderar con más de una hora y media de ventaja) y cómo evitar caer en un estado de relajación extrema que pudiese desembocar en lo imposible. Pero vuelve a demostrar que conoce bien cómo funcionan las cosas en el desierto y eso, es lo que le ha llevado a ser otra estrella más de su firmamento.
En la que ha sido la edición más dura de Arabia Saudí sin duda y puede que del presente siglo en el Dakar, Nasser ha sabido sufrir. También en una última etapa donde ni siquiera salió a ganar, acabó séptimo, como sí lo hizo un Loeb que se queda con la miel en los labios. Al igual que Audi. El triunfo fue para Chicherit gracias a un minuto y medio de ventaja frente al prototipo alemán de Ekstrom en una meta donde quedó claro que era el día de Al Attiyah y su Toyota. Pues el récord de Loeb como piloto con más victorias en una etapa que le empata con Sainz (7) tendrá que esperar para ser superado, como también un ansiado Touareg que permanecerá al menos un año más en las mismas vitrinas. Lo de Nasser y el Dakar, vuelve a ser la misma historia de siempre.