Estropicio y pole de Leclerc
Sainz sale segundo en el GP de Mónaco detrás del piloto local. Pérez, tercero, se chocó en el último intento. Mal Verstappen, cuarto. Alonso, séptimo.
Checo estampado en la entrada del túnel, un Sainz que no pudo esquivar al Red Bull y Verstappen desquiciado, atascados en ese punto como sucede cada mañana en cualquier rotonda del Principado. El mismísimo Alonso acababa de tocar las protecciones con el Alpine en la curva 5. Mientras tanto, silbando, Leclerc no solo se libró del estropicio, poco menos y ya se había bajado del coche para celebrar con sus mecánicos una dulce pole en casa, en el GP de Mónaco, la más importante del calendario y la que el joven local persigue con ansia desde que es piloto de F1.
Nunca ha puntuado en este circuito, ni siquiera en la Fórmula 2, y cuenta todas sus apariciones por accidentes. Incluso las exhibiciones, recientemente estrelló un Ferrari que perteneció a Niki Lauda por un fallo en el sistema de frenada. Pero este año Charles es un hombre nuevo, el tipo tranquilo que aprende de sus errores y no tropieza dos veces con la misma piedra, aunque invente fallos nuevos como el de Ímola. El Ferrari ‘16’ estuvo intratable en el sábado estelar de Montecarlo, si bien se encontró con dos rivales correosos: Sainz y Pérez.
El madrileño está cómodo en este circuito, donde el sobreviraje del F1-75 es anecdótico porque no hay curvas que se presten a ello, y aguantó el pulso a su compañero para lograr la segunda posición de la parrilla. Y el mexicano, impresionante, fue por momentos el único capaz de plantar cara a Charles fuera del garaje de Ferrari, evidenciando una de las peores tardes que se recuerdan de Verstappen a una vuelta. Tuvo que llegar la Q3 para que Leclerc encontrara casi tres décimas y Sainz se encontrara a Hamilton, quien estropeó en la Piscina una vuelta de casi pole.
El resultado entraba dentro de la lógica, pero pocos esperaban el desenlace: Pérez chocó en el intento final cuando enfilaba hacia el tunel, perdió el tren trasero. Cuatro segundos después llegó Carlos, que se encontró de bruces con el RB18 y también trompeó, con un leve choque que no parece grave para las mecánicas. Más tarde aparecería Max, visiblemente enfadado porque su primer sector era bueno. Bandera roja, esta necesaria (en la Q1 hubo una ficticia por un toque de Tsunoda), y todos al parque cerrado. El guion que está escribiendo Leclerc este fin de semana puede acabar con el final perfecto, un triunfo en casa, pero una buena salida de Sainz o una estrategia valiente de Red Bull puede trastocar esos planes. La buena noticia, buenísima, es que Carlos está donde debe.
Alonso partirá séptimo, se mostró agresivo y aspiró al quinto desde la Q1 con vueltas que no estaban al alcance de Ocon (10º). Puso al Alpine donde no se había dejado ver en los últimos días. Lástima que se colaran a última hora Norris, enfermo el inglés, y un buen Russell con el Mercedes, enferma también la flecha de plata. En cualquier caso, el bicampeón aspira a buenos puntos en el circuito que menos carreras locas ofrece del calendario, a cambio de una clasificatoria con final apoteósico. Hamilton y Vettel partirán justo por detrás del asturiano. Hay quilates en esta parrilla.
Estrellas en Montecarlo
Para la carrera no deberían suceder muchas cosas, esto es Mónaco, pero puede pasar de todo gracias al 60% de probabilidad de tormenta en la hora de la carrera (15:00 CET, Dazn F1). Además este año se puede escoger el neumático de salida, así que quizás algún valiente intenta cambiar el orden establecido a la desesperada con una estrategia irreverente. Habrá lleno en las gradas, donde solo caben unos 25.000 aficionados, también en los balcones y casas flotantes. Se cuenta con LeBron James, Sergio Ramos, Zidane, Conor McGregor, Ryan Gosling o Ricky Martin, entre muchos otros integrantes de la lista VIP para el domingo. Pero esto no es Miami, aquí el agua que mece los yates es auténtico y las verdaderas estrellas son los veinte que se juegan el tipo entre guardarraíles.