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Stoner: "Cuanto mejor iba, más ganas tenía de morirme"

El bicampeón del mundo se sincera en un podcast sobre los problemas de salud mental que sufrió durante su paso por MotoGP y que derivaron en problemas físicos.

Stoner: "Cuanto mejor iba, más ganas tenía de morirme"
MotoGP

No es oro todo lo que reluce. Y Casey Stoner es la viva imagen de ello. Fue campeón del mundo por segunda vez en 2011, llevando a Ducati de nuevo al estrellato, pero todos los títulos, las victorias, su talento en pista y la fama no fueron suficientes para el australiano. O, quizá, fue demasiado. Tan solo una temporada después, con solo 27 años, Stoner decidió decir adiós al Mundial de MotoGP. Un anuncio inesperado que, sin duda, revolucionó todo el paddock, que perdería a una de sus grandes figuras de la noche a la mañana. No se supo muy bien el porqué, pero el bicampeón ponía fin a su carrera deportiva para dedicar tiempo a su familia. Lo había ganado todo y ya no encontraba motivación para viajar por el mundo en busca de más victorias. El peligro en pista ya superaba la pasión que sentía por las dos ruedas.

Su retirada fue un gran misterio durante años, pero el paso del tiempo ha ido esclareciendo las causas de tan repentina decisión. Y todo gracias al propio piloto, que se ha ido abriendo en canal cada vez que se ponía delante de un micrófono. Confesó que le habían diagnosticado una fatiga crónica con la que ha tenido que aprender a convivir y, ahora, el australiano admite en el podcast Gypsy Tales los problemas de salud mental con lo que ha tenido que lidiar desde su paso por MotoGP. Motivo que derivó en problemas físicos y, por ende, en su pronta retirada cuando le quedaban varios años de éxitos.

"Recientemente me han diagnosticado ansiedad, que en ese momento (estando en MotoGP) no sabía que existía. Pensaba que era estrés, y claro, también me convencía de que todo el mundo estaba estresado de alguna u otra forma. Pero ahora, la ansiedad llega a bloquearme la espalda, hasta el extremo de que tengo dos discos muy mal, que deberían sustituirse", explicaba el australiano, confesando el calvario con el que tuvo que vivir de puertas para dentro, mientras todos pensaban que su vida no podía ir mejor. "Durante la mayor parte de mi carrera, seguramente hasta los dos últimos años en MotoGP, cuanto mejor iba el fin de semana, más quería morirme", añade sin tapujos, sorprendiendo por la dureza de sus palabras.

Limitaciones

Y la presión fue, como siempre, el gran desencadenante: "No me fue fácil entender porqué me costaba más a mí que a otras personas (lidiar con la presión). Hay personas, como Marc Márquez y Valentino Rossi, a quien no les afecta. Lo pienso y creo que hubiera sido mucho más fácil estar al tanto de todo esto que me pasa, porque habría podido manejarlo de mejor manera. Nunca estuve cómodo con la prensa, rodeado de gente". De hecho, el australiano nunca se sintió cómodo con sus compromisos fuera de la pista, aunque dentro del asfalto, los problemas cada vez eran mayores: "Estaba enfermo como un perro, no quería correr. Sentía mucha presión del equipo, de toda la gente que me había ayudado; a veces un colectivo que llegaba a las cien personas".

"Cuando eres el piloto número 1, y todo el mundo espera que ganes, eso te puede afectar, como me pasaba a mí", añade Stoner, quien sigue sufriendo las consecuencias de la etapa más oscura de su vida que, a la vez, resultó ser la que pasó a la historia del motociclismo. "No sabemos exactamente qué le pasa a mi cuerpo, pero seguramente tiene mucha relación con esa forma de desconectar que tenía. No importaba lo mal que estuviera, o nervioso o dolorido, simplemente me decía 'trágatelo y acéptalo'", añade Casey. De hecho, su fatiga le ha obligado a "aprender a ir caminando a todos los sitios", ya que no puede correr. Vive limitado, incluso a su temprana edad, aunque ha aprendido a llevarlo de la mejor manera posible. De hecho, el australiano se volvió a dejar ver por el paddock este 2021, después de tres años sin una visita.