Verstappen y Norris pintan de naranja la parrilla de Austria
Pole de Verstappen y gesta del McLaren, a 48 milésimas de Red Bull. Pérez, tercero, puede concretar un doblete en casa. Sainz fue 11º y Alonso, 14º.
Los 100.000 aficionados que visten de naranja en Red Bull Ring no pueden estar equivocados: esta es la casa de Verstappen, un toro enorme preside la colina de Spielberg y el RB16B manda, porque fue concebido para volar en esta clase de praderas. La sorpresa fue que otro espíritu naranja, el McLaren, se plantó en la clasificación a sólo 48 milésimas del líder. Fue gracias a Norris, en otra tarde de sábado de ensueño por su parte que le reafirma como el mejor piloto menor de 22 años que ha conocido esta parrilla en mucho tiempo, y la gran estrella del futuro a una vuelta.
Saldrá segundo el inglés, por detrás del neerlandés, en una guerra que no es la suya. Voló en la Q1, Q2 y Q3, planteó batalla a coches más rápidos y se presenta en segunda línea por detrás de un Mad Max que empieza a acostumbrarse a las poles. Esta es la séptima para él, cuarta esta temporada. El mérito de Lando es colarse en la fiesta de las bebidas energéticas, porque Sergio Pérez partirá tercero para defender un doblete en casa que sería histórico. Dos obstáculos entre el piloto que corre de local y el siete veces campeón, Lewis Hamilton.
Porque Sir Lewis sale cuarto, seguido de su compañero y justo por delante de otras dos amenazas del espectro de Dietrich Mateschitz, los Alpha Tauri de Gasly y Tsunoda. Si no remonta y se acerca al segundo puesto, al menos, Mercedes se puede marchar de Austria con los pómulos hinchados ante el derechazo que ya prepara Red Bull haciendo crujir sus nudillos. En Silverstone será otra cosa, no cabe duda, pero en Spielberg se corre dos veces. Y Verstappen puede ganar ambas.
Ferrari apuesta al amarillo
No hubo españoles en Q3, por razones bien diferentes. Ferrari y Carlos Sainz apostaron por el neumático medio en la clasificatoria intermedia porque si empiezan la carrera con la goma blanda, están perdidos. No salió del todo bien, el madrileño fue undécimo y Leclerc, 12º. Pero se presentan el domingo con posibilidades con el mismo ritmo que asombró hace siete días. Correrán al ataque, eso siempre es mejor.
Suena bonito ese discurso, y no es mentira, pero se coló delante un Williams, el de George Russell, también con la goma media. Y es doloroso que un coche sin puntos clasifique mejor que el Ferrari, aunque no es casualidad: en Austria se corre el 80% de la vuelta con el pie a fondo, apenas hay seis curvas completas (son diez según las cuentas de los ingenieros), y todos los motores Mercedes excepto uno, el de Latifi, están en el top-10 de la parrilla.
Vettel también, octavo, aunque por poco tiempo: será sancionado en las próximas horas por obstaculizar a Alonso en el intento final del asturiano en Q2. El enfado fue monumental, porque la acción además de tener consecuencias deportivas, una eliminación temprana del Alpine, fue peligrosa. El asturiano asombraba, había sido tercero en la Q1, pero se dio de bruces con el tráfico en sus dos intentos posteriores. Una lástima, porque compromete su carrera desde el 14º puesto. Difícil remontar con tan poco. Sin ir más lejos, su compañero Stoffel Ocon fue 17º.
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