Las 7 conclusiones del Mundial de MotoGP del coronavirus
Hubo temporada cuando hace seis meses estaba en el aire y no afectó al espectáculo el hecho de repetir circuitos.
Terminada la temporada 2020, la de la pandemia del coronavirus, la de 14 GGPP en 18 semanas, la de repeticiones de circuitos y la del pánico a los positivos en los test PCR, llega el momento de felicitar a Joan Mir, Enea Bastianini y Albert Arenas como dignos campeones así como a Carmelo Ezpeleta, CEO de Dorna, por sacar adelante un campeonato que estuvo en el aire en los meses de marzo, abril y mayo.
El merecido aplauso a Ezpeleta
Antes de que arrancara la carrera de MotoGP, la parrilla se reunió en la recta de Portimao, acompañada por los miembros de los equipos de la clase reina, para dar por sorpresa un aplauso a Carmelo Ezpeleta. La razón era premiar al CEO de Dorna por sacar adelante una temporada que en marzo, abril y mayo estuvo muy en el aire y que, de cancelarse, hubiera supuesto la desaparición de los equipos más pequeños. El máximo responsable del campeonato quiso hacer extensivo el aplauso a quienes le aplaudían, porque sin el esfuerzo de ellos tampoco habría sido posible completar la difícil temporada de la pandemia. Sin contar la cita de Qatar exclusiva para Moto2 y Moto3, han sido 14 GGPP en 18 semanas, con dobletes en los circuitos de Jerez, Austria, Misano, Aragón y Valencia, con una burbuja en MotoGP que ha realizado alrededor de 25.000 test PCR para tan sólo una treintena de positivos, lo que ha sido a la larga el mayor rival para casi todos los pilotos. Puede dar fe de ello Jorge Martín, cuyo positivo le apeó de la pelea por el título de Moto2. O Tony Arbolino, que por volar en avión con un positivo en coronavirus se tuvo que quedar una carrera en casa y al final ha perdido el título de Moto3 por sólo cuatro puntos.
Honores a los tres campeones
Joan Mir, Enea Bastianini y Albert Arenas son los dignísimos campeones de al temporada 2020. El de MotoGP ha sido el más inteligente de la parrilla y el que mejor ha sabido aprovechar la ausencia de un Márquez que, como él bien dice, nadie le ha raptado. El ocho veces campeón se cayó en Jerez 1 y quedó lesionado para el resto de la temporada, lo que abrió el camino del título a un amplio abanico de candidatos. Mir no contaba entre ellos al principio, y más después de estar 14º de la general y a 48 puntos de la cabeza tras las tres primeras carreras, pero a partir de Austria 1 se convirtió en un fijo del podio lo que, añadido a la irregularidad de sus rivales, le permitió cerrar el título con una carrera de antelación. En cuanto a Bastianini y Arenas, victorias más ajustadas las suyas, haciendo buenas en sus carreras de Portimao las ventajas que traían en la general, pero sufriendo… Marini llegó a estar virtualmente a dos puntos de La Bestia y, si Lowes se hubiera llegado a poner primero cuando iba segundo, hubiera ascendido al liderato. Al final la, victoria de Gardner se lo puso algo más fácil. Y en cuanto a Arenas, los cuatro puntos finales que les sacó a Arbolino y Ogura lo dicen todo. Sufrió mucho, pero no tanto por acabar 12º sino por el permanente riesgo de caída que tuvo.
La Márquez-dependencia de Honda
Sin Marc Márquez en el campo de batalla, Honda ha sufrido la peor temporada que se le recuerda. Menos mal que otro Márquez, el debutante Álex, salvó los muebles con dos podios, dos segundos puestos de manera consecutiva en Le Mans y Aragón. No es de recibo que en una temporada con nueve ganadores diferentes, como el récord de 2016, aunque entonces con 18 carreras en vez de 14 como ahora, no haya ninguno a lomos de una moto del ala dorada. El mejor piloto Honda ha sido Nakagami con la décima plaza. El japonés amenazó con ser una de las revelaciones de la temporada por momentos, pero nunca pasó de la cuarta plaza como tope y las caídas de Teruel, cuando partía desde la pole, y Valencia afearon su clasificación final.
La explosión de KTM
Nadie se hubiera imaginado a principio de año que KTM sería capaz de acabar el año con tres victorias (dos de Oliveira y una de Binder) y un total de ocho podios, porque Pol subió cinco veces al cajón. Tanto buen resultado ha hecho que pierdan las concesiones de reglamento, lo que dan por bien empleado, y que haya que contar con sus motos para 2021 desde el principio.
El esperpento de Yamaha
La sanción recibida el jueves previo a Valencia 1, por hacer trampas al haber manipulado sus motores para Jerez 1, queda como un lunar imborrable para los restos en Yamaha. Salieron indemnes en la pelea por el título de pilotos Quartararo y Maverick, porque incomprensiblemente sólo les quitaron puntos en las clasificaciones de Constructores y Equipos. Al final dio igual, porque pese a ser la fábrica que más victorias ha conseguido, siete con las tres de Morbidelli, las tres de Quartararo y la de Maverick, queda una sensación final ruinosa, con Rossi lanzando dardos a “los japoneses” de Yamaha, Maverick y Quartararo con puntos de vista diferentes sobre la línea a seguir con la moto en 2021 y con Morbidelli como el mejor de la fábrica cuando, en teoría, era el que tenía peor material.
El contrasentido de Ducati
Por segunda vez desde que está en MotoGP, Ducati gana el título de Constructores. No lo hacía desde 2007, con Casey Stoner, que ganó el título con autoridad ese año, y ahora ha sido con Jack Miller en la séptima plaza como su piloto mejor clasificado en la general. El segundo del australiano en Portimao rompió a favor de la casa de Borgo Panigale el empate que llevaba hasta Portugal con Suzuki, que sólo ha competido en esta clasificación con dos motos por las seis de la fábrica italiana, lo que supuso durante todo el año una desigual pelea. Pese a ese éxito, no se entiende cómo Ducati y Andrea Dovizioso ha dejado escapar la oportunidad del título el año que faltaba Marc Márquez, porque juntos habían logrado los tres subcampeonatos anteriores. El nuevo Michelin trasero obligó a un cambió de conducción del italiano que le hizo ser menos competitivo. Y a eso hay que unir el mal ambiente que tuvieron durante meses y que acabó con el anuncio oficial en Austria de no renovar más al de Forli, a lo que a continuación siguió su victoria el domingo, la única del año para la dos partes.
El presente y futuro de Suzuki
A Suzuki se le escapó finalmente la tripe corona en Portimao, donde llegaba ya con el título de pilotos de Joan Mir y el de Equipos. Sin embargo, no hay motivo alguno para decepcionarse con la fábrica de Hamamatsu. Demuestra tener un presente espectacular, celebrando un título otra vez veinte años después del anterior, y un futuro súper prometedor. Al título de Mir se suma el tercero final de Rins, lastrado por su lesión de hombro en la primera cita, y con una moto que este año ha sido la más equilibrada de la parrilla y que el año que viene debería volver a serlo, porque están congelados los motores y la aerodinámica, por lo que sólo se puede trabajar en el apartado del chasis y la electrónica de las motos.