La bonita iniciativa de Aegerter para luchar contra el coronavirus

Muchos son los pilotos del Mundial que han decidido sacar su lado más solidario en plena crisis mundial por el coronavirus y contribuir con diferentes acciones a ayudar a doblegar la curva de casos y muertes provocada por esta pandemia. Y uno de ellos es Dominique Aegerter.

El suizo, uno de los pilotos más veteranos del paddock que esta temporada iba a debutar en la categoría de MotoE tras su paso por 125cc y Moto2, decidió unirse, antes de regresar a su país, a la lucha contra esta enfermedad desinfectando cada tarde el centro geriátrico ‘Residència Sant Pere de les Fonts' que su entrenador físico, Pol Rueda, dirige junto a su padre, el doctor Andrés Rueda, su madre, que ejerce como enfermera, y su hermana Sara, la psicóloga de un edificio decicado al cuidado de las personas mayores en Terrassa, el grupo con mayor riesgo ante el COVID-19.

"Cada año vengo a España para hacer mi preparación física con Pol Rueda. Cuando la temporada de motogp fue cancelada por el coronavirus, decidí quedarme aquí para entrenar online en mi casa. Pol, mi entrenador también tiene un hogar de ancianos, y me ofrecí a ayudarlo en todo lo que pudiera. Le dije: 'Siempre me ayudas, ahora yo tengo que ayudarte'. Cada semana, compro lejía para ellos y desinfecto todo el exterior. Entreno en casa todas las mañanas y por las tardes colaboro en la prevención y desinfección de su asilo. Este virus es letal para las personas mayores. Y no podría estar en casa encerrado viendo todos los problemas. El C.G. Sant Pere es el nombre de la residencia de ancianos, y son una de las pocas residencias de ancianos que tienen 0 casos de coronavirus, así que estoy orgulloso de ayudar en esta causa. Animo a todos a ayudar donde sea posible, porque juntos venceremos este virus!”, ha escrito Aegerter en su cuenta de Instagram, donde se le puede ver ataviado con un buzo y una mascarilla blanca.

Cabe destacar que en un reportaje publicado por 'El País' a principios de abril, Andrés Rueda admitió que el 28 de febrero colocaron hidrogeles en las puertas y carteles que prohibían besos a los familiares, así como restriguieron las visitas. Una decisión que provocó cierto malestar entre los parientes de los ancianos, pero que con el paso del tiempo, se ha demostrado que era la correcta. Porque como dice el refrán... Más vale prevenir que curar.