Karlos Argiñano: “A Márquez ya me lo he comido yo”
El cocinero en El Larguero: "A mis terneros les pongo nombres de pilotos de motos o de deportistas y a los cerdos, de políticos, pero no diré cuáles”.
Anoche pasó por El Larguero de la Cadena SER el popular Karlos Argiñano. El afamado cocinero es garantía segura para pasar siempre un buen rato, porque es un gran conversador y a buen humor pocos le ganan, así que dejó varias perlas que invadieron las ondas de risas en varios instantes. Y eso viene de maravilla en los tiempos que corren…
El donostiarra vive en el campo y tiene diversos animales, a los que gusta bautizar con nombres originales e influenciados en muchos casos por su pasión por el motociclismo. “A los terneros les pongo nombres de pilotos de motos o de deportistas y a los cerdos, de políticos, pero no diré cuáles, aunque supongo que todos pensaríamos en los mismos”, aseguró provocando una gran carcajada de la que él es el primer partícipe. Y luego entró en detalle, continuando con más risas: “A Mamola y a Checa me los comí ya. Estaban muy buenos y les mandé alguna pieza a su casa para que se comieran a sí mismos y les gustó mucho… La verdad es que de algunos me encariño y luego me da pena llevarlos al matadero, así que prefiero venderlos. Al último ternero, que tiene dos meses, le he llamado Indurain”.
Al preguntarle si había tenido alguno con el nombre de Rossi, Márquez o Lorenzo, dejó el titular de esta información: “De Rossi no, pero sí de Lorenzo y de Márquez. A Márquez me lo he comido yo ya, y estaba muy bueno, que hay que decirlo, que si no su madre, Roser, se enfada conmigo”. Una vez más, él mismo se partía de risa.
Como suele ser habitual en el de Zarauz, soltó alguno de sus chistes, uno de ellos a raíz del tocinito de cielo que servidor había aprendido a hacer en la cocina siguiendo una de sus innumerables recetas: “¿Sabéis a que le llaman los caníbales tocino de cielo? A los paracaidistas”. Y contó otro futbolero: “Ese árbitro que llega con sus jueces de línea a reconocer el terreno de juego antes de pitar y se encuentra que la grada está llena con tíos que llevan escopeta. El árbitro se mosquea y se acerca al delegado de campo para preguntarle por qué el público lleva escopeta. Éste le dice que les gusta celebrar las victorias en este campo disparando al aire. Entonces, el árbitro le pregunta qué pasa cuando empatan o pierden… Y el delegado le contesta que no sabe, que en ese campo siempre gana el equipo de casa…”.
Argiñano también tuvo tiempo para mensajes más serios, como recomendarle a la gente que “hay que evitar la saturación de información del virus, que con diez minutos es suficiente para hacerse una idea de la situación general y no estar doce horas al día viendo noticias”. Y cree que “lo que hay que hacer es regar mucho a la familia, por eso ese invento de las vídeo llamadas me parece maravilloso. Nosotros somos 27 en la familia entre hijos y nietos, así que así nos podemos conectar cada día”.
La pena es que ya ha acabado su relación con el motociclismo. Después de estar varios años en el Mundial, continuaba con su escudería en los campeonatos que sirven de antesala, pero lo ha acabado dejando porque “es un saco sin fondo y no acaba de llegar el gran patrocinador”. Lo que sí continúa haciendo es patrocinar a los 14 equipos femeninos de balonmano de San Sebastián. “Dije que les patrocinaría mientras siguiera saliendo en la tele y ahí seguimos”, asegura este cocinero que lo hace todo rico, rico y con fundamento.