Una semana y dos grandes contratiempos
La visión más personal del enviado especial de AS al mítico raid que este año estrena ubicación y se celebra en Arabia Saudí.
Se cumplen siete días desde que aterrizamos en el aeropuerto de Yeda a la una y media de la madrugada para iniciar la aventura de nuestra vida, porque después de ese tiempo ya se puede decir con todas las de la ley que lo es. Por vivencias, experiencias y esfuerzo. Una semana viviendo a este ritmo tan frenético de desierto en desierto en un país tan lejano a lo que conoces, da para mucho, tanto bueno como malo.
Hoy toca destacar dos contratiempos, por llamarlo de alguna forma que no ofenda al lector, que seguramente han protagonizado los momentos más duros fuera de la jornada laboral en sí. El primero puede que no asuste a muchos, pero dormir en una tienda de campaña a 0ºC, y luego recogerla, es un reto para el que no está acostumbrado. Y más si solo puedes hacerlo cuatro horas porque a las 4:00 suena el despertador para coger el enésimo avión.
Y eso nos lleva al segundo ‘percance’. Esta vez, no por culpa de nuestro amigo de dos alas al que ya subes como si fuera un autobús, sino por no haber podido coger el que tocaba. Basta con llegar 20 minutos tarde a la cita por culpa de un chófer que recibe órdenes pero no las entiende para que te quiten tu sitio en el avión y tengas que esperar tres horas al siguiente… después del madrugón. Pero ya lo dice Nani Roma: “El Dakar no espera a nadie…”.