Disfrutar. Sentir placer a causa de algo. Una acción que en McLaren llevaban más de un lustro sin experimentar en el Mundial de Fórmula 1. Hasta el 2019. Porque la llegada de Carlos Sainz y Lando Norris ha supuesto un auténtico soplo de aire fresco para pulsar sin miedo el botón de resetear y comenzar a devolver al monoplaza de Woking a la parte delantera de la parrilla.
Una hoja de ruta que se espera cumplir en 2022 aprovechando la nueva normativa técnica, deportiva y financiera que entrará en vigor en el 'Gran Circo' dentro de dos temporadas, donde 2020 es un año marcado en rojo al sureste de Gran Bretaña para cimentar los pilares de este proyecto, ya que los británicos quieren recortar medio segundo a Mercedes, Ferrari y Red Bull.
Un ambicioso objetivo donde la figura de Zak Brown ha adquirido una importancia capital desde el pasado jueves. El jefe de McLaren viajó este día hasta Londres para participar en la subasta benéfica organizada por Adrian Newey, director técnico de la escudería energética, para recaudar fondos para la fundación 'The Halow Project', institución que ayuda a jóvenes mayores de 16 años con discapacidad a entrar en el mercado laboral británico. Una puja donde el norteamericano demostró poseer un enorme corazón ganando el premio al mayor mecenas: una visita privada a la fábrica de Milton Keynes.
Una excursión que Brown ha comenzado a preparar en su despacho de Woking. "Carlos, Lando... No estoy seguro. Creo que se van a dar cuenta", ha escrito, en tono irónico, el genio empresarial en su perfil de 'Twitter' junto a una imagen donde se puede observar dos Go-Pro atadas en sus muñecas con cinta adhesiva y una cámara fotográfica con diferentes objetivos encima de la mesa.
Un tuit que Sainz ha respondido empleando un GIF donde se puede contemplar a un estudiante que se ha escrito en su mano izquierda la frase "puedes hacerlo" para motivarse antes de realizar un examen. Sornas aparte, lo único claro es que esta historia de espionaje, cuál agente secreto del MI6, aún no ha escrito su final.