Hace escasas horas desde Ferrari cerraron la puerta a Max Verstappen, en palabras de Louis Camilleri, CEO de la Scuderia, que con una tajante negativa despejó la posible llegada del piloto neerlandés a Maranello. Y de paso quiso acabar con el baile de nombres que se asocian al monoplaza rojo en detrimento hipotéticamente de Sebastian Vettel.
Tras la negativa llegada desde Italia, 'Mad Max' recogió el guante y en una entrevista para la tele de su país, él mismo se autodescartó como futurible piloto rojo: "Nunca iría a Ferrari con Leclerc" , dijo. Y no es que sea nada personal contra el monegasco, frente a quien ha tenido duelos salvajes esta temporada (Austria,Silverstone..). La justificación de Verstappen viene pensando en la estrategia de equipo: "No creo que eso suceda, porque nunca hay que juntar a dos futuros números uno" en el mismo equipo. Y por si quedan dudas, sentencia: "Tengo una buena relación con Charles, es un rival duro, pero esto forma parte del juego".
Habría que consultar también la opinión del piloto de Ferrari y cómo vería, si Vettel no sigue más allá de 2020, que le metieran otro primer espada al otro lado del muro. El monegasco ya sabe lo que es lidiar con directrices de equipo que él no comparte, y sonados han sido algunos mensajes suyos a través de la radio. Verstappen, por su parte, ha tenido, en ese sentido un año más apacible, en el que ha sido el indiscutible número uno de Red Bull, escudería por la que este año han pasado como compañeros del neerlandés Alex Albon y Pierre Gasly.