Verstappen y Leclerc: la nueva generación de tiranos en la F1
Los dos tienen 21 años, pero son polos opuestos en la pista y fuera. De los adelantamientos duros de 'Mad Max' a las líneas agresivas del correcto Charles.
"No fue limpio, yo estaba liderando la carrera. Me empujó para adelantarme, yo le empujé después y el volvió para echarme fuera de la pista. No está bien". La frase es de un preadolescente Verstappen, en 2012, instantes después de que el greñudo Leclerc le quitara una victoria casi segura en el Europeo de kárting. El monegasco replicó: "No pasó nada, sólo un incidente de carrera". Y se marchó sonriendo. Este domingo se intercambiaron los papeles en Red Bull Ring, el duelo lo ganó 'Mad Max', pero tendrá segunda parte, tercera, cuarta... y marcará la historia de la F1 en la próxima década.
Max y Charles son polos opuestos, el yin y el yang en una misma parrilla. El holandés, hijo de Jos Verstappen y forjado en la agresiva cantera de Red Bull, es un piloto tan talentoso como duro en la pista, expuesto a las sanciones pero dispuesto a plantar cara siempre. Debutó en el 'Gran Circo' en 2015, con 17 años. Antes derrochó calidad y espectáculo, pero no ganó campeonatos de monoplazas por su irregularidad. Subió a Toro Rosso directamente desde el Europeo de F3 y llegó a Red Bull a mitad de la temporada 2016 ganando en Barcelona el día que debutaba con el equipo energético. Ahora tiene seis triunfos.
El monegasco, también de origen acomodado y apadrinado por los Bianchi cuando se inició en las carreras, es la última perla de la academia Ferrari, promocionado de forma mucho más cuidadosa. Ganó GP3 y Fórmula 2 arrasando antes de alcanzar la F1 en 2018 de la mano de Sauber. Marchionne vio en él a su próximo campeón, por eso bajó a Raikkonen y puso en cuarentena a Vettel. En su segunda carrera de rojo se estrenó en la pole, en Austria llegó la segunda (Max nunca ha encabezado una parrilla). En ambos casos perdió la victoria en las últimas vueltas. No es un piloto tan fino como se cree, de hecho sus líneas son agresivas y contrastan con las de Vettel en el SF90. Es exigente con la mecánica y las gomas, por eso extrae más del coche en circuitos en los que 'Seb' sufre y también así se explica que en Spielberg se quedara sin neumáticos. Pero su templanza es total: ha trabajado mucho la psicología para no perder el control y los nervios al volante por malas experiencias del pasado. Ya ha adelantado a todos los 'gallos' y no se le recuerda una maniobra peligrosa.
Ahora, siete días después del sopor en el GP de Francia, con Mercedes arrasando Paul Ricard y con la F1 preguntándose cómo fomentar la igualdad entre fabricantes en el futuro, todas las respuestas para mejorar el espectáculo llegaron de golpe, precisamente con el golpe de Verstappen a Leclerc en la Curva 3, antepenúltima vuelta, en su tercer intento de adelantamiento para terminar ganando la carrera. El estacazo del Red Bull fue incontestable, aunque Charles cometió un error: cedió demasiado espacio por el interior al único que no lo iba a desaprovechar.
Aunque irreconciliables en muchos aspectos, con esta generación de tiranos coinciden Red Bull y Ferrari. Christian Horner, jefe de Milton Keynes: "Lo que ha sucedido en Austria son carreras duras y creo que en eso consiste la F1, dos jóvenes yendo a por todas para ganar. La F1 ha sido muy criticada recientemente y creo que esta carrera fue emocionante, con adelantamientos, degradación de neumáticos y drama. ¡Exactamente lo que el doctor nos recomendó!". Y Mattia Binotto, director en Maranello: "Ha habido una gran batalla, en ese sentido el gran premio fue bueno. Max hizo una gran carrera, fue valiente, como Charles. Es lo bueno de este deporte, que la bandera a cuadros no llega hasta el final". Por cierto, Leclerc escribió en la noche del domingo: "Enhorabuena a Max".
Los veteranos. Vettel bastante tiene con contener a su compañero de garaje, pero Hamilton, de lejos, mira a ambos pilotos con cierta envidia. "Sigo siendo asquerosamente joven", responde cuando le hablan de los 21 años de Charles y Verstappen, por sus 34. Pero en Abu Dhabi 2018, en aquella postal con Alonso, Vettel y su Mercedes en paralelo, se cerró una década histórica de Fórmula 1 con grandísimos campeones. Los próximos diez años de carreras están en manos de esta generación. Si los fabricantes se igualan, también Sainz, Norris, Ocon y alguno más. Y entonces, Lewis, que quiere encontrárselos y pelear con ellos en la pista, ya no se siente "asquerosamente joven".