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WEC | 6 HORAS DE SPA

Alonso, a un milagro de ser campeón del WEC en Spa

El asturiano regresa a Spa con mal tiempo, el circuito en el que volvió a ganar en su primera carrera en el WEC y si gana y el otro Toyota abandona puede llevarse el Mundial.

Alonso, a un milagro de ser campeón del WEC en Spa
LOIC VENANCEAFP

Es símbolo de pureza, incluso de divinidad, ningún copo de nieve es igual al otro, no hace ruido al caer y tiñe el paisaje de blanco. Aparece en la pantalla su símbolo que puede cambiarlo todo. Un grado de temperatura mínima el sábado. Y la nieve en los presagios científicos de la meteorología cuando a la una y media del sábado comiencen las Seis Horas de Spa, la penúltima carrera del campeonato del mundo de Resistencia, la misma en la que debutó hace un año Fernando Alonso, en la que volvió a ganar después de aquel lejano GP de España de F1 de 2013 con Ferrari. Tuvo coche y ganó, a pesar de ser una disciplina diferente, aunque llegase de jugar al tenis para ponerse a disputar un partido de pádel. Ahora el genio astur llega al circuito de las Ardenas belgas como líder del Mundial junto a sus compañeros del Toyota número ocho, Sebastien Buemi y Kazuki Nakajima y con posibilidades, aunque bien es cierto que no ya remotas sino milagrosas, de terminar a las siete y media de la tarde como campeón del mundo del WEC.

"Tengo muy buenos recuerdos de Spa por mi debut con Toyota en Resistencia. Ganamos la carrera y nuestro objetivo, a falta de dos carreras para el final, es conseguir otra victoria en nuestro camino a Le Mans. El equipo ha trabajado muy duro para que esté todo preparado y ahora se trata de tener otra carrera perfecta", decía el piloto español poco antes de viajar hasta Bélgica en su vuelo número cincuenta del año.

Además del mal tiempo, el Toyota número siete y la propia dificultad de un trazado como el de Spa, Fernando tendrá que luchar también contra un cambio en la norma que iguala los coches lo más posible en Resistencia ya que ha desaparecido la regla que establecía límites de combustible en los LMP1 no híbridos, es decir todos menos los Toyota, aunque a pesar de todo la superioridad de los coches japoneses es evidente.

Pero Alonso va a por la victoria. Y es indispensable para intentar el título porque solo ganando y con un abandono del Toyota 7 lo podría lograr. El Toyota 8 lleva 15 puntos a su rival y ganando la carrera sumarían 39 puntos con lo que llegarían con ventaja suficiente a Le Mans, la última carrera de la Supertemporada. En ese caso y teniendo en cuenta que en las 24 Horas el resultado fuera al revés, es decir ganara el otro Toyota y el de Alonso no terminara empatarían, pero el mayor número de victorias de Alonso y compañía (Spa, Le Mans, Sebring) por las dos del 7 (Fuji y Shanghai) le daría el título al español y sus dos compañeros. Y es que en Le Mans se reparten 38 puntos para el vencedor, 27 al segundo y uno extra por la pole. Sería lo lógico que fueran las legendarias 24 Horas la carrera que decidiese el título mundial. Pero Alonso tiene ya una oportunidad de conseguir su cuarto campeonato del mundo de diferentes disciplinas del motor. Y después Indianápolis. Y el Dakar. Y… de vuelta a casa. Pero para eso quizá hace falta un milagro, como que nieve a principio de mayo.