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F1 | EL ANÁLISIS

Los deberes de Ferrari, Red Bull y Mercedes para la pretemporada

Cambios aerodinámicos, reforzar la fiabilidad, trabajar mejor con los neumáticos o entenderse con Honda, con los riesgos que eso conlleva.

Vettel, Verstappen y Bottas, en el GP de Brasil 2018 de F1.
PAULO WHITAKER

A partir de diciembre, los resultados de la temporada anterior sirven para poco incluso en Mercedes. Las fábricas intensifican sus tareas, aunque en realidad llevan meses trabajando en los monoplazas del año que viene. En 2019 todos los equipos se enfrentarán a un leve cambio reglamentario en la aerodinámica que simplificará los alerones para favorecer que un coche que ruede pegado a otro no tenga tantas turbulencias y no sea tan difícil adelantar o rodar pegado a quien te precede. Por lo demás, cada fabricante afronta su lista de tareas particular.

Mercedes: a vueltas con los Pirelli

Es una de las asignaturas pendientes del equipo de Brackley, comprender los neumáticos y hacerlos trabajar en todos los grandes premios y todos los asfaltos. "No ha sido un año perfecto, nos ha costado entender las gomas y en este caso Red Bull ha estado mejor que nosotros y que Ferrari", explica en Italia Aldo Costa, ingeniero jefe de Mercedes, que también incide en una fiabilidad que no fue perfecta con elementos del motor que aguantaron situaciones límite y alguna rotura en la caja de cambios durante el curso. Más allá, en operaciones de carrera (estrategias, paradas en boxes) todavía conservan su ventaja sobre el resto.

En cuanto a los pilotos, no es un secreto que el peor Hamilton del año suele verse en los primeros meses, hasta el verano, periodos en los que cedió demasiados puntos contra Rosberg (2016) o Vettel (2017 y 2018) que luego, con mayor o menor fortuna, se ha visto obligado a recuperar. Por su parte, Bottas confesó que acaba 2018 entre eventos publicitarios agotado y decepcionado, sin una sola victoria, y con la presión de Ocon y Vandoorne, que serán pilotos de desarrollo de Mercedes en 2019.

Ferrari: volver a ser dominante

Hubo espejismos en Maranello durante los últimos diez años, pero el primer coche rojo que verdaderamente fue dominante en este periodo es el SF71H, al menos hasta mediada la temporada 2018. Falló el equipo, con errores como el de la parada de Raikkonen en Bahréin; fallaron los pilotos, con un Vettel errático sobre todo en las salidas, provocando incidentes y regalando posiciones en plena batalla contra Hamilton (el peor, su choque en Hockenheim). Pero el coche mantuvo sus buenas prestaciones hasta el final, por eso Raikkonen acaba tercero el año y volvió a ganar una carrera, algo que no hacía desde su paso por Lotus. El problema fue que Mercedes desarrolló mejor el coche desde el verano.

Con un cambio de pilotos ejecutado, entra Leclerc para poner en aprietos a 'Seb', y sale Kimi, lo que necesita ahora Ferrari es estabilidad, porque opina mucha gente influyente (Montezemolo, Briatore...) y se ha hablado de desavenencias entre Binotto, director técnico, y Arrivabene, jefe del equipo. Aunque, el suizo es quien lidera el proyecto del próximo monoplaza y eso seguirá siendo así. El motor de este año tuvo una potencia similar a la de Mercedes, que había sido la referencia en la era híbrida, o incluso superior en algunos circuitos en los que se destacó con más caballos. De cómo interpreten la nueva aerodinámica y de cómo mantengan su organización en la primera temporada posterior a Marchionne dependen sus éxitos el año que viene. Si su progresión mecánica se mantiene, Ferrari puede dar una sorpresa. Pero siempre hay demasiado ruido en torno a ellos.

Red Bull: el reto de Honda

Red Bull ganó tres carreras en 2018 exprimiendo el motor Renault, no es casualidad que la mayoría de averías en el propulsor francés las sufrieran ellos, que lo llevaron al límite. El nivel del chasis del coche está fuera de dudas, pero siempre protestaron porque su motor no estaba a la altura. Su alianza con Honda a partir de 2019 es una incógnita y tienen que adaptar el chasis, algo que a McLaren le costó. Aunque en Mercedes dicen que "hablan muy bien del motor Honda en Red Bull", es imposible encontrar optimismo mirando a los tres años del desastre en McLaren y su primera temporada con Toro Rosso: en comparación con 2017, el equipo de Faenza sumó 20 puntos menos con Honda y McLaren, 32 puntos más junto a Renault. Además, nadie cambió más veces el motor que los pilotos del equipo B de Red Bull.

En 2019, la escudería de Milton Keynes pierde al piloto ideal de la parrilla, Ricciardo, porque se lo juegan todo a una carta, Verstappen, quien acabó el curso de forma espectacular. Llega Gasly, que con el holandés al lado no parece más que un buen segundo piloto. Los cambios aerodinámicos no gustan al equipo que mejor sabe utilizar la aerodinámica, pero Christian Horner es optimista: "Tuvimos un gran coche durante el año, nuestro problema estuvo en clasificación y en velocidad punta. Si conseguimos atajarlo, los números permiten ser optimistas y nos sitúan en una posición fuerte. En cuanto tengamos más caballos, y parece que Honda los tiene, podremos hacerles pasar un mal rato en todos los circuitos". Tienen los datos, para eso llevan un año trabajando con los japoneses. Si apuestan por el cambio, algo sabrán que el resto desconoce...