Las negociaciones para decidir el futuro de la Fórmula 1 siguen progresando lentamente. 2020 está señalado en el calendario de Liberty Media para acometer grandes reformas en el reglamento deportivo aprovechando el final del Pacto de la Concordia.
Uno de los aspectos que los nuevos dirigentes quieren cambiar son los motores. La entrada de la tecnología híbrida ha resultado ser muy complicada y costosa para los fabricantes. Por ello, la Federación Internacional de Automovilismo junto a Mercedes, Ferrari, Renault y Honda, llevan debatiendo desde el pasado mes de abril que medidas se pueden adoptar para simplificar las actuales unidades de potencia y permitir a los pilotos ir al límite en todo momento.
Unas reuniones donde también han participado otros fabricantes y marcas como Lamborghini, Audi o Porsche, y a las que ahora se han unido Aston Martin, Cosworth, Zytek y Magnetti Marelli. Todos ellos han acordado que la FIA y la FOM hablará individualmente con todas las partes interesadas antes de adoptar cualquier medida adicional que pueda afectar a la próxima convocatoria que tendrá lugar el 21 de septiembre.
En cuestiones deportivas, se ha acordado que es necesario un retroceso tecnológico. Por esta razón, los fabricantes están dispuestos a prescindir del sistema de recuperación de energía (MGU-H) que ha resultado ser muy pesado y complejo, si bien sería necesario compensar esta perdida con combustible adicional.
De igual modo, la opción del V6 biturbo parece ganar cada vez más apoyos, ya que aseguraría no sólo el rendimiento, sino también más sonido. La solución de instalar dos turbocompresores pequeños en lugar de uno grande, es la más recomendada por los expertos en sonido.