Miller: "No soy alguien religioso, pero algo 'externo' me salvó"

Si algo tuvo el GP de Francia fueron caídas. Las más numerosas y simultáneas tuvieron lugar en la carrera de Moto3, pero la más impactante fue la protagonizada por Jack Miller el sábado en los últimos entrenamientos libres de MotoGP. El australiano perdió el control de su Honda en una zona rapidísima y salió volando por los aires tras estamparse contra el muro. Las imágenes del accidente se mostraron después de que se viera al australiano levantarse por su propio pie, pero fue un milagro que no se hiciera nada grave, y así lo considera él mismo.

"No soy una persona religiosa, pero creo que definitivamente tuve alguna ayuda de una fuente externa. La hierba me salvó. Me dirigía a la pared casi del todo recto, pero al golpear la hierba se me bloqueó la parte trasera, la moto se giró de atrás y pude tener un poco de tiempo para frenar antes de salir volando. Si en ese momento hubiera salido despedido de la moto cuando iba a 170-180 km/h, entonces no podría haber frenado antes del muro. Pude perder unos 10 km/h", analiza el piloto del Estrella Galicia aún con el miedo encima.

Miller cuenta que se quedó a cuadros cuando vio la repetición de lo que le había pasado al llegar al garaje de su equipo: "No vi el accidente hasta que estaba de vuelta en el box y me quedé pálido, eso seguro. Viéndolo, mis ojos estaban definitivamente muy abiertos. Sentí mi vida pasar ante mis ojos, digámoslo de esa manera". Después del tremendo susto, pudo salir a clasificar en la Q2 donde, a pesar de caerse de nuevo, fue 11º, y se marchó de Francia con la octava plaza y dando gracias a aquello que le salvó. Cuestión de fe. O no.