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DAKAR 2017

Rosa Romero y Nani Roma, un matrimonio que casi ni se ve

Él compite en coches y ella en motos. “Tenemos mucho trabajo y es imposible. Eso sí, nos mandamos mensajes al acabar para saber cómo ha ido”, dice Nani.
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Pipo López

El matrimonio Roma-Romero acostumbra a separarse dos semanas al año. A pesar de que ambos compiten en el Dakar, ni se ven, Nani enfrascado en su lucha por el segundo triunfo en coches y Rosa en su pelea a lomos de una moto. Por ello, verlos cenar juntos es toda una excepción. “Tan sólo el primer día, el más corto, y porque nos encontramos en el comedor”, explica el doble ganador en moto en 2004 y coche en 2014. Nani explica: “Prácticamente no nos vemos en las dos semanas que dura la prueba. Tenemos mucho trabajo y es imposible. Eso sí, nos mandamos mensajes al acabar para saber cómo ha ido. Ahora, con los teléfonos móviles resulta mucho más fácil estar en contacto. Pero vernos, casi no nos vemos en todo el Dakar”.

Roma suele acabar antes que Rosa cada jornada, pero está bajo la disciplina de un equipo oficial, Toyota, por lo que debe seguir sus pautas, atender a los medios, hablar con sus ingenieros y preparar la siguiente etapa junto a su copiloto, Alex Haro. Rosa, como el resto de pilotos de motos, debe repasar el road book y marcar las dificultades, además de recuperarse del esfuerzo que exige la moto.

Nani y Rosa tienen tres hijos, y dos de ellos aún viven con ellos porque son pequeños. “Durante el Dakar se vienen mis padres a vivir a casa, y se encargan de ellos. Ya están acostumbrados. Lo más duro es que casi ni podemos celebrar la Navidad juntos, pero al acabar cada etapa hablamos con ellos e incluso por vídeo conferencia”, explica Rosa.

Hay muchas veces que Nani se cruza en la especial con su esposa, pero evidentemente sin opción de saludarse. “La veo en algunas ocasiones y pienso ‘¡qué bien va!’, pero sólo un momento, porque no puedes perder ni un segundo la concentración”.