Alonso sólo puntuó en dos citas de 2015, y Silverstone fue una
Fernando llega a un circuito en el que se llevó unas de las pocas alegrías de 2015. Fue 10º tras cuatro carreras seguidas abandonando.
Se planteaba como otra carrera en la que se tenía que ver obligado a pasar desapercibido peleando en el inframundo de la parrilla. Salía 17º tras otra calificación horrible y en la primera curva Button a punto estuvo de certificar otro abandono al tocarle en la parte trasera. Pero por fortuna, al menos esa vez, Alonso no sufrió muchos daños y pudo aprovecharse de las oportunidades que siempre brinda la lluvia para convertir la que habría sido su quinta retirada seguida en su primera, y casi única, alegría del año.
Tras pasar por boxes en la primera vuelta para cambiar su alerón trasero, al asturiano no le quedaba otra opción que intentar una jugada maestra para llevarse algo positivo de Silverstone. Así, fue de los primeros en calzar los neumáticos intermedios cuando la lluvia empezaba a hacer acto de presencia y aguantó 14 vueltas con ellos, el que más, para cruzar la meta con las gomas de lluvia prácticamente convertidas en slicks y con Ericsson presionándole hasta el final para sumar su primer punto.
Después de sufrir cuatro abandonos seguidos en España, Mónaco, Canadá y Austria, suponía la primera buena noticia para Fernando. Estrenaba su casillero de puntos, algo que se le había resistido antes en China y sobre todo en Bahrein (11º), y sería la segunda cita de la temporada en la que lograría finalizar dentro del Top 10 junto con la siguiente de Hungría, donde acabó en un milagroso quinto puesto. Una vez pasada la cita húngara ya no volvería a sumar más puntos, sólo a rozarlos en tres ocasiones.
Cuando Alonso aterrice en Silverstone no sólo se acordará de su carrera de 2015, lo hará más de los dos triunfos que atesora en él: el de 2006 con el Renault que le dio su segundo título y el único de 2011 con un pobre Ferrari. "Mis victorias en Silverstone son muy especiales, las dos fueron carreras emocionantes", recuerda. Un año después, Fernando regresa allí tras otro doloroso abandono pero siendo optimista con los signos de progreso del McLaren y buscando otra nota de luz en tierras británicas.