Lorenzo, campeón del mundo

Jorge Lorenzo es ya tan grande en el Olimpo de Yamaha como lo son desde hace décadas Kenny Roberts y Wayne Rainey. Esos dos mitos fueron capaces de ganar tres títulos en la clase reina con la marca de los diapasones, los que luce ya el palmarés del flamante campeón tras conquistar en Valencia su corona más peleada. El español ya había ganado en su día dos títulos de 250cc, así que se trata de todo un pentacampeón, como él mismo recordó en la celebración que ingenió para la ocasión. Cuatro amigos posaron a su lado vestidos con los monos y cascos que él había llevado en sus cuatro títulos anteriores. Fue durante la vuelta de honor más intensa de su vida, paseando la bandera española y llorando dentro del casco por lo recién conseguido.

Fue en una carrera de infarto por tanto como había en juego y por la emoción que hubo hasta el final. La ganó liderando de principio a fin, aunque sin deshacerse de la incómoda compañía de Márquez y Pedrosa, con lo que si hubieran acabado adelantándole habría sido Rossi el campeón, que terminó cuarto tal y como se esperaba. Y que no lo hicieran sacó el mal perder del italiano. El Doctor habló de biscotto y biscottone, que se traduce como pastel y pasteleo, a la hora de valorar las carreras de los oficiales Honda. Cargó más contra Márquez que contra Pedrosa, pero lo hizo contra todo el ala dorada, recalcando que según él habían ayudado a Lorenzo a ganar la carrera y el título, algo que por otra parte él barruntaba. Cierto es que Lorenzo no recibió en ningún momento el ataque de Márquez, al que llamó guardaespaldas el 46, pero también que el mallorquín llevó al catalán con el gancho toda la carrera.

El ritmo trepidante que marcaba la cabeza era de 1:31, guarismos en los que Lorenzo marcó 22 vueltas, Márquez 26 y Rossi sólo dos. La estrategia de Jorge estaba funcionando, tirando siempre al frente y sin dar opción a que Valentino se acercara a ellos una vez rematase su remontada hasta el cuarto, al que llegó en la decimotercera vuelta, ya a once segundos de Pedrosa, y con alfombra roja en ocasiones (Petrucci). El Doctor salió finalmente 25º en vez de 26º, porque a Crutchlow se le averió su Honda en la parrilla. El inglés, por cierto, echó por tierra la teoría de Rossi sobre por qué no atacó Marc a Jorge: “Conozco los puntos fuertes y los puntos débiles de la Honda. Márquez no tenía suficiente agarre en curva como para intentar un adelantamiento”.

Sí que lo hizo cuando Pedrosa llegó hasta ellos. Esa presencia supuso un halo de esperanza en el box de Rossi y de nerviosismo en el de Lorenzo, pero el balear salió beneficiado cuando, a dos vueltas del final Pedrosa superó a Márquez, ligeramente abierto según reconoció el propio Dani, y Marc le devolvió la acción inmediatamente. Jorge cogió ahí unas décimas que a la postre fueron definitivas para cruzar la meta como vencedor y, lo más importante, como pentacampeón. Tres de ellos en la clase reina, como Roberts y Rainey, teniendo más que él ya solo Surtees, Hailwood, Duke y Lawson (todos con cuatro), Doohan (cinco), Rossi (siete) y Agostini (ocho). Nombres de leyenda, como el suyo.

Clasificación de la carrera:

Así quedó el Mundial